La actual crecida del Ebro, catalogada como de carácter ordinario, no va a ser cuestión de un día. Debido a las lluvias en gran parte de la cuenca y a un inicio de deshielo, la tendencia es que el caudal a su paso por Zaragoza, que ayer recibió la punta de la riada, se mantenga durante varias jornadas en torno a 1.200 metros cúbicos por segundo. Y las previsiones apuntan a que durante el fin de semana próximo se registre otro aumento del caudal que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) tiene dificultades para cuantificar debido a la inestabilidad del tiempo.

Los expertos, que indicaron que hasta ahora se han inundado en torno a 1.000 hectáreas en la ribera del Ebro a su paso por la provincia de Zaragoza, aseguraron que las temperaturas influirán en la mayor o menor rapidez del deshielo de las ingentes reservas de nieve en las cumbres del Pirineo. En principio, se espera que todavía se registren valores bajo cero en la cordillera, con ocasionales nevadas, lo que retendría la fusión durante algún tiempo.

Por otro lado, la CHE actúa de forma preventiva y estos días está permitiendo la salida de reservas en los embalses de Yesa e Itoiz, con el fin de utilizarlos para retener posibles aportes de agua procedentes tanto del deshielo como de las precipitaciones.

AFLUENTES EN AUMENTO

Todas las precauciones pueden resultar pocas si se tiene en cuenta que la CHE espera crecidas extraordinarias en algunos afluentes del Ebro, entre ellos el Arga, el Arba y el Alcanadre, que atraviesan zonas de Navarra, Cinco Villas y el Somontano, respectivamente. Otro tributario importante, el Aragón, está registrando asimismo elevados caudales, del orden de 600 metros cúbicos por segundo en su tramo navarro, al igual que el Irati.

Mientras tanto, en la ribera zaragozana del Ebro los vecinos permanecen atentos a la evolución del río y de la meteorología. «De momento está pasando una riada ordinaria, pero las previsiones apuntan a que vendrá otra más fuerte el próximo fin de semana», apuntó ayer Luis Eduardo Moncín, alcalde de Pradilla y presidente de la Comisión de Municipios Afectados por el Río Ebro.

En su término, explicó el regidor, se han inundado hasta ahora alrededor de 100 hectáreas, principalmente de cereal y alfalfa. Pero existe temor a que el Ebro gane altura y, como sucedió años atrás, rebase las motas de protección.

DIQUES MÁS ALTOS

«Los diques se elevaron y reforzaron a raíz de las inundaciones de febrero del 2015, pero como no se limpia el cauce del río este se va estrechando por culpa de la grava y de la vegetación que crece en el propio lecho», subrayó Moncín.

En el caso de Boquiñeni, se han anegado unas 250 hectáreas, según señaló su alcalde, Miguel Ángel Sanjuán. «Ahora las defensas están mucho mejor que en el 2015 y no se han producido afecciones en el pueblo», manifestó el responsable municipal.

Sanjuán explicó que a partir del 2015 se realizaron obras de emergencia tanto en las zonas urbanas como en las de campos. En algunas de estas últimas, añadió, ha sido necesario rebajar las motas con el fin de no perjudicar a los cascos urbanos y favorecer una evacuación de las aguas sobrantes en zonas especialmente destinadas a ello.

Por otro lado, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) mantiene activada la alerta naranja por nevadas en el Pirineo oscense desde ayer a mediodía y durante todo el día de hoy, mientras que en las comarcas turolenses de Albarracín y Jiloca y Gúdar y Maestrazgo se ha ampliado a amarilla por el mismo fenómeno meteorológico. De hecho, en la tarde de ayer se cerraron al tráfico varias carreteras secundarias en el Pirineo.