El Gobierno de Aragón ha activado la fase de preemergencia del Plan Especial de Protección Civil ante Inundaciones en la comunidad autónoma por la crecida ordinaria que está experimentando el río Ebro y que anegó ayer alrededor de 200 hectáreas en los primeros tramos del Ebro a su paso por Aragón. En cualquier caso, todo hace indicar que no llegará a más, pero la inestabilidad meteorológica aconseja tomar estas precauciones.

El Servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón, a través el Centro de Emergencias 112 SOS Aragón, ha alertado a todos los alcaldes, presidentes comarcales y cuerpos operativos de Aragón desde Novillas hasta Mequinenza, para que extremen las precauciones y realicen las labores de seguimiento y vigilancia del cauce del río. A última hora de ayer, el río alcanzaba los 880 metros cúbicos por segundo y rozaba una altura de tres metros en Zaragoza. En principio, la punta de la crecida llegará a la capital aragonesa la madrugada de mañana con un caudal máximo de entorno a 1.221 m3/sg, ligeramente inferior a la máxima avenida del pasado año cuando se alcanzaron los 1.236.

Sin embargo, la incertidumbre sobre las predicciones meteorológicas de las próximas horas en cuanto a precipitaciones impide a la Confederación Hidrográfica precisar qué cuencas y con qué magnitud de caudal se verán afectadas. La CHE no descarta la posibilidad de que se genere una nueva punta en el Ebro de magnitud superior a la prevista.

La laminación de los embalses de Yesa e Itoiz han reducido los caudales del Aragón y del Ebro en 700 metros cúbicos por segundo, lo que ha evitado la inundación de algunas poblaciones navarras del Aragón y también de muchas hectáreas de cultivo en el Ebro en sus tramos navarro y aragonés. Según el pronóstico actual, entre hoy y el jueves podrían recogerse entre 50 y 100 litros por metro cuadrado en la mayor parte de la cuenca, especialmente en la franja norte, desde el Arga hasta el Segre, aunque la CHE cree que un factor que puede jugar a favor son las temperaturas bajas que reducirán las escorrentías en todos los afluentes pirenaicos.

El aspecto más positivo es que los embalses de la cuenca se han recuperado notablemente, superando el 75% de su capacidad. Eso sí, la margen derecha sigue registrando unos pobres registros y se mantiene por debajo de la media. La mayoría de los embalses no superan el 48% de su capacidad, demostrando que esta zona está padeciendo sequía.