En este mundo tan vulgarmente globalizado, a merced de los mercados y de los mercaderes de la televisión, incluso el crimen se dirige hacia una serie de arquetipos transfronterizos, urdidos en las fértiles mentes de los guionistas e imitados por la realidad.

Famoso fue, ustedes lo recordarán, el caso del doctor Lecter, imaginado por Thomas Harris para El silencio de los corderos tras entrevistar en prisión al verdadero caníbal de Milwakee. Este, un bruto de la América profunda, no recordaba nada, ni siquiera haber matado, troceado y devorado a algunos de sus vecinos. En consecuencia, Harris inventó el prototipo de un psiquiatra caníbal para llevarlo a la ficción del asesinato como una de las bellas artes.

Otra bestia asesina aparece en las trepidantes páginas de ¡Serás la última! (ediciones KRK) la nueva novela de José Ángel Jarne.

Un autor estrechamente vinculado a Aragón, pero residente en Gijón, donde, junto a Covi Sánchez, ha fundado la Asociación de Escritores Noveles, muy activa en los últimos años.

En ¡Serás la última! se da un fenómeno siempre bien acogido por los lectores del género: el nacimiento de un nuevo detective.,

En este caso, una forense, Andrea Monteverde. Una valiente y decidida profesional que deberá investigar al sospechoso de un asesinato que podría encubrir la semilla de otros crímenes seriados. Los de algunas mujeres jóvenes, españolas, sacrificadas de manera escalofriante... Con tal premisa, la vida de Andrea Monteverde no estará exenta de tensiones. Que no tendrán exclusivamente que ver con la complejidad de sus casos, sino también con las relaciones entre las fuerzas del orden. Con cargos policiales y guardias civiles, sobre todo, pero asimismo con los representantes del poder judicial, abogados defensores, fiscales, secretarios judiciales, todas las partes que integran el engranaje de la ley en su lucha contra el delito.

El autor acertará en el desarrollo de la acción y en el dibujo psicológico de la protagonista, Andrea Monteverde. Una mujer joven, atractiva, competente y entregada a su trabajo. No obstante, tendrá también momentos de ocio e intimidad, y vivirá una hermosa historia de amor, compensatoria y paliativa a los duros ratos de su profesión.

Bienvenida.