Tres personalidades «moderadas», aunque con puntos de vista en algunos aspectos divergentes en lo que se refiere a la situación en Cataluña, desglosaron ayer en una mesa redonda celebrada en Zaragoza las razones que han llevado a la crisis independentista actual en este territorio, un fenómeno que no es único, sino que es «la expresión local de un conflicto global». Así lo expresó uno de los participantes de la actividad, el exportavoz de Catalunya Sí que es Pot y diputado en el Parlament Joan Coscubiela, quien disertó sobre este asunto junto con el diputado en el Congreso por PDCat Carles Campuzano y el politólogo Ignacio Sánchez Cuenca.

Organizada por el Colegio de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología de Aragón y la Asociación Aragonesa de Sociología, la mesa ofreció los puntos de vista de tres ponentes que, como explicó la politóloga Cristina Monge, han vivido el proceso y lo han reflexionado.

Precisamente, ante la pregunta de la también politóloga Carmen Lumbierres acerca de cómo se ha llegado a esta situación, Coscubiela señaló que se trata de un caso de «gran complejidad» alimentado por el «simplismo» y la división mediática española y catalana, una «tormenta perfecta» que encontró en el agotamiento del modelo autonómico, el recentralismo del Estado que proyectó Aznar a mediados de la década de los 90, la crisis económica y la globalización han propiciado.

Campuzano describió el caso como un «choque de trenes» causado por la falta de diálogo entre ambas partes desde el año 2011, la separación de los puntos de vista de la opinión pública española y de la catalana desde el inicio de la década de los 2000 y la sentencia del Tribunal Constitucional del año 2010, que anuló ciertos artículos del Estatuto de Autonomía catalán. Afirmó que, aunque este choque lo ganara el Estado español al ostentar más poder, ha tenido un coste «democrático».

En respuesta a Lumbierres, Sánchez Cuenca destacó que no ha habido «un golpe de Estado, ni por España ni por Cataluña», como tampoco consideró que la reacción española equivaliera a la de «un régimen autoritario». En contraposición, señaló que ha existido «una crisis constitucional muy profunda», ante la que las instituciones políticas «no han sabido estar a la altura» y donde ninguna de las partes respetó «el principio democrático». Así, consideró que España optó por la negación con una posición «cerril», mientras que Cataluña eligió el «unilateralismo» en este contexto.

Coscubiela, Campuzano y Sánchez Cuenca, autores de los libros que analizan este problema Empantanados, Cataluña, una desconexión anunciada y La confusión nacional, respectivamente, coincidieron en su falta de optimismo acerca de una solución cercana a este problema y destacaron la necesidad del encuentro y el diálogo para desatascar la situación.