La Gerencia de Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza fue escenario ayer de uno de los momentos más bochornosos que se han producido en esta legislatura cuando el portavoz del área, Pablo Muñoz, insinuó un trato de favor a los concejales de PP y Cs con los promotores del outlet de Pikolín. Y claro, ninguno de los representantes de las formaciones aludidas se tomaron con buen humor un comentario que, según Muñoz, iba en tono «jocoso».

El concejal estaba recordando que los promotores retirarán el recurso contra el consistorio una vez se firme el convenio sobre los aprovechamientos de suelo. De repente, y en mitad de su speach sobre la posición de su formación de «oposición radical al proyecto de Pikolín», declaró que a los miembros de la oposición les «acabarán haciendo descuento en las tiendas de moda» del centro comercial. Inmediatamente, tanto el portavoz del PP como el de Cs, Pedro Navarro y Alberto Casañal, respectivamente, exigieron la retirada del comentario que, aunque en tono de broma, fue «de muy mal gusto», aseguró Casañal.

En ese momento el tono y el dedo amenazante coparon la atención de todos porque Navarro insistió, muy duro, que Muñoz se disculpara y retirara la aseveración. «Es impresentable lo que acaba de decir», criticó. El portavoz de Urbanismo le mando callar en varias ocasiones y le advirtió hasta en tres ocasiones de que, en caso contrario, le expulsaría del salón de plenos, como así sucedió. «Me esta retirando el derecho a estar aquí por acusarme de recibir regalos a cambio de la aprobación de una licencia», le dijo Navarro a Muñoz, que le respondió que no, que lo que estaba haciendo era sencillamente «echarle». Y así pasó. Ante tal espectáculo y el abandono en bloque del PP, Casañal solicitó un receso para reorientar la situación. Muñoz acabó admitiendo que su comentario había sido «desafortunado», aunque en tono «jocoso» por lo que pidió disculpas.