Las obras en la calle Don Jaime, en el centro de Zaragoza, comenzaron ayer con los comerciantes enfadados, descontentos y molestos por la falta de «transparencia» de Zaragoza en Común (ZeC) y por haber decidido acometer los trabajos en plena temporada turística, cuando más ventas registran. No critican que se vaya a hacer una plataforma única desde el paseo Echegaray hasta la calle Mayor, elevando la altura de la calzada a la de la acera, sino el momento elegido. Hay que tener en cuenta que, en su mayoría, se trata de comercios que viven de los turistas.

Coinciden en que el Gobierno de Zaragoza ha anunciado «de la noche a la mañana» y «a traición» el proyecto, sin darles tiempo de reacción. «Esperamos que el resultado sea bueno porque ahora no podemos hacer nada, no tenemos margen porque lo anunciaron el viernes y las obras empezaron ayer por la mañana», explicó el presidente de la Asociación de Comerciantes de Don Jaime, Óscar Sanz. Estas «prisas» pueden ser uno de los motivos por los que muchos de los usuarios del bus urbano y del turístico se mostraron ayer sorprendidos cuando descubrieron que las paradas estaban suprimidas, ya que durante los dos meses de obras el tráfico se ha desviado por San Vicente de Paúl.

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Las máquinas empezaron a trabajar pasadas las 11.00 horas en la intersección entre Don Jaime, Espoz y Mina y la calle Mayor. Se trata del triángulo más polémico porque se deja sin posibilidad de acceso a tres vías muy transitadas donde los trabajos se prolongarán durante unos 20 días. Desde Urbanismo calculan que las obras estarán listas antes de las fiestas del Pilar, y esto es lo que esperan los comerciantes que ayer coincidían en que lo que está haciendo ZeC es preparar el terreno para peatonalizar la calle. «Muñoz -el concejal de Urbanismo- nos ha asegurado que no lo van a hacer, pero no sería la primera vez que lo intentan», añadió Sanz. Desde Acera Peatonal mostraron su preocupación por las consecuencias que puede tener la creación de una plataforma única de estas características y denunciaron que incumple el decálogo de la ONCE porque «no se podrá controlar los accesos no autorizados, ni la limitación de velocidad. Dos aspectos suficientemente graves como para no implantar una plataforma única que supondría un notable perjuicio para muchas personas», explicaron.

También desde el PP se mostraron críticos con el proyecto y acusaron al Gobierno de «improvisar» unas obras que no han debatido previamente con los vecinos ni los comerciantes. El concejal del PP Ángel Loren solicitó los informes del servicio de movilidad, de Policía Local y el plan de Tráfico que deben avalar la ejecución y adelantó que si no respaldan esta actuación, su formación pedirá la paralización.

Al parecer, el Gobierno de ZeC decidió llevar adelante este proyecto cuando un ciudadano registró esta propuesta en los presupuestos participativos. Sin embargo, en este caso, la jefatura del departamento de Planificación y Diseño de la Movilidad Urbana consideró que esta opción -que pedía la peatonalización- no era viable porque «dificultaría la accesibilidad al transporte público. Al disponer la calzada y las aceras a la misma altura, se aumenta la altura de acceso a los autobuses. Previamente hay que plantear el desvío de las líneas de autobús por otra calle». Aunque desde el área de Urbanismo negaron que se trate del mismo proyecto, existe un informe que concluye que sí es viable.