El sindicato CSIF ha vuelto a exigir un protocolo que dote a los centros educativos aragoneses de los recursos necesarios que les permitan combatir las altas temperaturas de los meses de mayo, junio y septiembre, cuando se llegan a alcanzar hasta 30 grados en las aulas.

En una nota de prensa el sindicato advierte que en este curso 2016-17 ya se han vivido situaciones tensas y complicadas por problemas con las calderas y calefacciones de diferentes centros escolares que, si bien imposibilitan el ejercicio del proceso de enseñanza-aprendizaje, no suponen en la mayoría de los casos problemas de urgencia sanitaria.

Sin embargo, en opinión de CSIF, los golpes de calor pueden conllevar lipotimias y pérdidas de conocimiento con mucha facilidad, sobre todo en los niños pequeños o las personas mayores que acuden a los centros educativos.

El sindicato recuerda que ni docentes ni alumnado debería encontrarse en situaciones de temperaturas por debajo de los 17 grados ni por encima de los 27, como se recoge en la normativa principalmente.

Y advierte del riesgo que supone para la salud prolongar esas temperaturas en un centro educativo, donde son muy intensos los esfuerzos motrices y cognitivos.

Entre las medidas que propone el sindicato figuran dotar a aquellos centros que superen dichas temperaturas con máquinas de aire refrigerado, ventiladores o fuentes de agua refrigerada y saber cómo actuar en casos de emergencias sanitarias derivadas de las mismas.

El sindicato se dirigirá los próximos días a todos los centros docentes aragoneses para conocer su situación y poder denunciar a la Administración educativa todos los casos en los que la temperatura resulte excesiva.