A los 18 años, Lorena comenzó a no tener apetito, a perder mucho peso y a sufrir fuertes dolores de vientre, fiebre, vómitos y diarrea. Por entonces, su madre atravesaba un cáncer de mama y su padre había sido operado de vesícula. «Cuando iba a Urgencias me decían que todo se debía a los nervios por todo eso, hasta que en verano perdí 15 kilos. Desesperada, volví al médico y de ahí al especialista, que, tras una colonoscopia, me diagnosticó una enfermedad de Crohn como una casa».

La patología no era desconocida para Lorena, ya que su madre también la padecía, aunque en un grado más leve. «Me cambió la vida. Cuando me daba el brote era un despojo humano aunque la gente no lo entiende porque solo ve que has adelgazado».

La evolución de la enfermedad trajo momentos «muy difíciles». Además, en su caso, a la diarrea, la fiebre, los vómitos y el malestar general se unían múltiples fístulas anales derivadas de la enfermedad. «Cuando se junta todo es algo inexplicable», asegura.

Al principio, la cortisona le proporcionaba cierto alivio «pero eso solo tapa el brote, no cura», afirma Lorena, que empezó a ver la luz cuando se dirigió al Clínico. Desde entonces es tratada por el doctor Gomollón. Tenía 22 años. «Apostó por darme una medicación biológica, Humyra, y tenía que pincharme cada semana, pero dejó de funcionar justo cuando falleció mi madre y yo volví a encontrarme fatal. No era por el duelo. Una colonoscopia confirmó que tenía el colon destrozado».

Ahora, a sus 30 años, se encuentra «estupendamente». Es así gracias a otra medicación biológica que se le administra a través de gotero. Al principio era una dosis cada mes, pero Lorena apenas llegaba bien a las tres semanas. «Me ponía malísima», recuerda. Ahora, acude cada dos meses y el hospital ha encontrado la dosis adecuada para ella. «Llevo un año y medio así de bien», celebra.

Pero Lorena pide ayuda. «Yo tengo el 39% de minusvalía porque me la dieron cuando era un despojo humano, Ahora no me la darían». Además, reclama más plazas para discapacitados en las oposiciones, pero, sobre todo, apoyo familiar y de amigos. «Pero lo fundamental es tener un médico que se desvive por ti. Como es mi caso».