El pasado martes, la escénica y azul CaixaForum Zaragoza volvió a congregar una nutrida representación de la cultura de la tierra para recibir excepcionales obras del Prado en una exposición que establece un interesante diálogo entre artistas como Goya, Zurbarán, Murillo o Sorolla, y objetos contextualizados que nos ayudan a entenderles.

Raúl Marqueta, director territorial de la Caixa, y Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, inauguraron con el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, la consejera de Cultura, Dolores Serrat, y el director general de Patrimonio, Javier Callizo, un recorrido artístico de enorme belleza y calidad, un viaje a través de escuelas flamencas, francesas, italianas y españolas que nos revelan cómo una pieza de indumentaria o mobiliario son también claves para entender a reyes, consejeros o mecenas.

"Los objetos hablan", decía el filósofo Heidegger. Perfecto título para una muestra que el comisario Pérez Suescun abrió ante una comitiva encabezada por invitados como la olímpica y coach Teresa Perales, los escritores Juan Bolea, Magdalena Lasala y Antón Castro, o la directora del IACC Pablo Serrano, Marisa Cancela. Todos se adentraron por cuatro secciones expositivas, desde el iniciático Goya de la duquesa de Abrantes, un soberbio Carlos V de Pantoja de la Cruz o el retrato de Felipe II de la artista italiana Sofonisba Anguissola, que maravilló a Mari Cruz Soriano y a la empresaria Irene Carmen Lequerica (quizá entendiendo mejor que muchos el tesón de mujeres que conquistan metas en complicados mundos).

Tras un inmenso Brueguel, el espejo Habsburgo de águila bicéfala sorprendió por su dorado empaque hasta que el sombrero humilde de un vigilante del Prado casi despedía a los visitantes ... Invitándoles, esta vez de mano de Ricardo Alfós, director de este soberbio CaixaForum, a cava y jamón. Colofón para continuar escuchando anecdotarios de Pepe Cerdá o Gervasio Sánchez, y por qué no , felicitar por su cumpleaños a Belloch. Él recibió como un regalo este recorrido por cuatro siglos de élites, por el discurrir de tiempos que fueron también cotidianos.