El arma empleada en el asesinato del vecino de Épila Javier Martínez en febrero de este año continúa sin aparecer, ya que el autor de este crimen decidió deshacerse de ella para evitar cualquier tipo de prueba incriminatoria. A pesar de ello, las sospechas en contra de Cecilio Giménez Giménez, alias La Carmen, único detenido por estos hechos, acaban de despejarse, gracias a un informe de la Guardia Civil que le señala directamente.

Los agentes pertenecientes al Departamento de Química y Medio Ambiente del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid han descubierto restos de pólvora en las manos y ropas de Cecilio Giménez Giménez. Para ahondar más en la imputabilidad del sospechoso, los agentes han descubierto que las tres sustancias halladas -plomo, antimonio y bario- están presentes en la sudadera que llevaba la víctima en el momento de ser abatida. Unas pruebas que le complican la defensa a este hombre, quien aseguró que él no podía haber sido, ya que no salió de su casa. También afirmó que no era poseedor de ningún tipo de arma.

ANÁLISIS

El estudio sobre la presencia de residuos de disparos se realizó a partir de siete muestras de ropa, tanto de la víctima como del sospechoso, además del pertinente análisis de las manos de Cecilio Giménez. Los agentes también trabajaron con restos de piel del fallecido que fueron extraídos en el Instituto de Medicinal Legal de Aragón (IMLA), donde le realizaron la autopsia. No obstante, señalan que no han tenido que emplear las muestras, puesto que disponían de la prenda más externa que vestía aquella noche del 3 de febrero de este año.

El objetivo era, tal y como indican en el informe al que ha tenido acceso este diario, determinar la presencia de residuos del proyectil, los orificios de entrada y salida y la distancia del disparo. Por otro lado, también quisieron concretar la posible dispersión de los residuos del disparo, considerada de forma técnica como la mancha gris, por lo que realizaron una prueba colorimétrica de Leszczynski para la visualización del plomo.

En un primer momento, analizan visualmente todas las prendas, tan solo observando elemetos destacables en lo que respecta a la que llevaba el finado, una capucha de color gris con las mangas y el frontal cortados. En ella observan que en la zona interior de hombro izquierdo presenta un orificio que describen como circular y de cuatro milímetros de diámetro.

En su contorno se distingue una zona de color grisácea y no aparecen fibras quemadas que es el elemento que se observa cuando el disparo es a cañón tocante o a quemarropa. También aparecen manchas de sangre por distintas partes de esta prenda.

En la comprobación que realiza este servicio de criminalística emplean, según exponen, munición del calibre nueve milímetros blindado con una pistola marca Glock 17, ya que creen que reúne el mayor nú- mero de características posibles con respecto al arma homicida empleada, que desconocen por no haber sido ni entregada ni encontrada. Finalmente, destacan que el disparo se produjo a una distancia de 30 centímetros entre Cecilio Giménez Giménez y Javier Martínez.

MANO DERECHA

La Guardia Civil establece que Cecilio Giménez Giménez es diestro y que empleó esta mano como así lo indican algunas partículas específicas de residuos de disparo con plomo, antonimonio y bario que estaban presentes en la mano y el brazo derecho.

También encontraron las mismas sustancias sobre la camisa y el pantalón del sospechoso. Unos residuos que también están presentes en la ropa del fallecido.

Todos estos vestigios ponen en entredicho la declaración de Cecilio Giménez Giménez, que ya de por sí no estuvo muy coherente, puesto que al mismo tiempo que decía que «solo salía de casa para ir a la panadería» quiso dejar constancia de que «desde que tenía ocho meses, la CIA le tiene el cerebro controlado, que le llevan a hacer lo que quiere y que luego le lavan el cerebro». «No son trigo limpio, hay mucha mala gente», apostilló.

Una versión que podría denotar que el principal sospechoso tiene problemas mentales, aunque los psiquiatras forenses que le vieron lo rechazaron en un informe a instancia de las abogadas de la familia de la víctima, Soraya Laborda y Laura Vela. Junto a este informe de balística, contra Cecilio Giménez también están las declaraciones de varios testigos que le localizaron en el lugar del crimen. De hecho, uno de ellos pudo escuchar como el encausado discutía con la víctima y le exigía dinero procedente de unas obras que había tenido que realizar en la cueva que le había comprado. Ahora está en prisión provisional.