El volumen de bombillas consumidas en el mercado español a lo largo del 2007 generó un total de 8.700 toneladas de residuos, cuyo porcentaje de mercurio podría contaminar la mitad de las reservas de agua potable de España. Con este dato revelador recibe al visitante la exposición divulgativa Recicla Luz, Recicla Vida, que desde el autobús instalado en el aparcamiento de La Romareda intenta concienciar de la importancia de su reciclado.

También para las lámparas se rige el principio de quien contamina, paga. Y por eso, una parte de la repercusión económica de todo este proceso la paga el consumidor a través de una ecotasa de 30 céntimos de euro por bombilla.

La muestra la organiza Ambilamp, una asociación privada sin ánimo de lucro que engloba a más de 80 productores de lámparas, que vienen a representar el 95% del mercado nacional. Y puede verse también hoy, en un horario ininterrumpido de 14 a 21.00 horas.

Se trata de uno de los nueve Sistemas Integrados de Gestión (SIG) de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos autorizados por el Gobierno de Aragón. Y en su caso, recogen exclusivamente lámparas.

A lo largo de un atractivo recorrido, que simula el interior de un tubo fluorescente, se muestra el proceso de reciclaje y el tratamiento completo de los residuos de lámparas, donde su separación y posterior tratamiento es fundamental para la protección del medio ambiente. Una información que se completa con una serie de juegos táctiles.

Resulta curioso comprobar las muestras reales de los distintos componentes de las bombillas. Así, el 88% de su peso es vidrio; el 7% es metal (aluminio, latón, cobre, etc); el 2% es plástico y el 0,02% es mercurio (el único residuo simulado). Pero, aunque el porcentaje del mercurio parezca mínimo, puede llegar a contaminar hasta 35.000 litros de agua.

Estas explicaciones las ofreció ayer el coordinador de la exposición, Carlos García, quien, por ejemplo, destacó entre otras la particularidad de que pronto desaparecerán del mercado las clásicas bombillas de filamentos "porque el 80 y 90% de la energía que consumen produce calor, en lugar de luz".

En otra vitrina se observan toda una serie de tipos bombillas, desde las ya clásicas de bajo consumo a otras más industriales para alumbrado público."El mayor volumen de este tipo de residuos está en el sector profesional", afirma Carlos.

El proceso

De ahí la importancia de la concienciación de los profesionales ligados a este sector, empezando por los instaladores, que son la pieza fundamental para que comience el proceso de reciclaje. Ya que ellos trasladan las lámparas al almacenista, quien las recoge hasta que un camión de Ambilamp las traslada a, en su caso, una de las cuatro fábricas ubicada en España que se dedican a separar los componentes de los residuos.

Las aplicaciones de los materiales obtenidos tras el proceso de reciclado son variadas. Aunque la más curiosa sea la del mercurio, que termina formando parte del proceso de las desalinizadoras.

"Vamos a poner en marcha un proyecto piloto de recogida doméstica mediante unos contenedores que colocaremos en los diez híper más importantes a nivel nacional. De manera que quien compre una bombilla pueda depositar allí la vieja", aseguró Carlos García.

Lo cierto es que el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos acaba de comenzar. Y, aunque, oficialmente, cualquier usuario puede depositar en el almacén o comercio la bombilla sin vida si compra otra similar, de momento, no todos los establecimientos se encuentran todavía preparados para este proceso, sobre todo los pequeños comercios. Además, recuerdan que en todos los puntos limpios existen ya contenedores.