El vandalismo volvió a hacer acto de presencia ayer en Zaragoza en forma de quema de contenedores, y lo hizo además en barrios que suelen sufrir estas actuaciones, como Arrabal, Miralbueno y Oliver. Aunque en este último la quema fue de un coche, y los bomberos no podían aventurar que se tratase de un incendio intencionado.

La complicada noche de los bomberos comenzó en torno a la 1.30 horas, cuando recibieron el primer aviso por la quema de un contenedor en la calle Franciso Rallo Lahoz de Miralbueno. Los equipos desplazaron una bomba urbana ligera y estuvieron trabajando 25 minutos en la extinción de las llamas, que no afectaron a ningún otro elemento aparte de al propio depósito.

La siguiente parada fue media hora después en la calle Blas Ubide de Arrabal, punto habitual de la quema de contenedores, como otras vías del barrio. Ayer fueron tres, que no ocasionaron daños en ningún vehículo aparcado pero sí chamuscaron algunos árboles cercanos. El barrio de la margen izquierda está tristemente acostumbrado a estas quemas -en esta misma vía se repitieron en al menos dos ocasiones el año pasado-, y recientemente volvió a sufrirlas, tras dos meses de descanso. Estos coincidieron con la detención del supuesto autor de varios de estos incendios intencionados, pese a que fue inmediatamente puesto en libertad.

El tercero de los incendios ocurrió en el barrio Oliver, con el incendio de un coche aparcado en la calle Francisco Ruesta. La vía está relativamente cerca de la primera, en el vecino barrio de Miralbueno, pero dado que se trata de un coche y que no había signos evidentes, no se puede asegurar que se trate de otro episodio vandálico.

Según los últimos datos que ya publicó este diario, durante el pasado año 2017 fueron quemados en Zaragoza 154 contenedores, y en el último lustro han sido 918. La tendencia es más bien a la baja (en el 2010 superaban los 380), pero suponen un importante gasto, unos 800 euros por depósito, contando los gastos que pasa la contrata FCC por su sutitución.

La Policía Nacional y la Local actúan conjuntamente para tratar de evitar las quemas o al menos detener a sus autores, para lo que piden la colaboración ciudadana, concretada en una llamada al 091 o al 092 si se tiene información al respecto.