El suegro de Marta ha sido uno de los afectados por la gran saturación en Urgencias, sobre todo, en los últimos días de las fiestas navideñas. Aquejado de una insuficiencia cardiaca, llegó a Urgencias el pasado sábado día 4. "Era pleno puente de Reyes y el gran número de pacientes contrastaba con la falta de personal, que era a todas luces insuficiente para atender a todos los enfermos que se dieron cita allí. Parecía un hospital de campaña", recordó Marta.

Pero la atención "no fue mala". En todo momento, tanto ella como su familia asumieron la situación. "Enfermeras y auxiliares se multiplicaban, pero era imposible llegar a todo". El problema de su suegro obligaba a suministrar fármacos específicos, recurrir a la monitorización y la realización de pruebas complementarias. "Pero era día de fiesta y apenas se le dio el tratamiento básico, que no le fue mal, pero se perdió mucho tiempo hasta que, el domingo, abrieron la planta de Traumatología".

El traslado alivió un tanto la situación del enfermo, aunque no del todo. "Mi suegro llegó allí descompensado", asegura Marta. A su alrededor, la situación estaba marcada por la improvisación. "La planta estaba llena de pacientes fuera de área. Yo diría que menos del 5% correspondían a Traumatología y la inmensa parte de los ingresados allí padecían insuficiencias respiratorias y problemas cardiacos pero estos no podían estar monitorizados", añade Marta.

Tras día y medio en Urgencias y un periodo similar en Trauma, el paciente pasó, ayer mismo, a la planta de Cardiología. "Cuatro días después, por fin está en la planta adecuada y bien atendido, pero ha tenido una mala evolución desde el sábado por culpa, creemos, de la situación que se está viviendo ahora", sostienen los familiares, que destacan la "buena voluntad" del personal sanitario. "Da la sensación de que ellos dan todo lo que pueden, pero a veces resulta inevitable ponerse nervioso y cargar contra auxiliares o enfermeras por lo que consideras falta de calidad en la atención que recibes y que mereces algo mejor".