La Cuenca de Ebro necesitaría declarar reservas naturales fluviales (RNFs) otros 858,65 kilómetros, adicionales a los 385,4 actuales para cumplir con los objetivos establecidos en el proyecto Reservial y conservar la biodiversidad asociada a los ríos y los diferentes tipos de cauces.

Son los resultados que arroja este proyecto, dirigido por la doctora Núria Bonada, miembro del grupo de investigación Freshwater Ecology and Management de la Universidad de Barcelona, con la colaboración de la Fundación Nueva Cultura del Agua y que hoy se ha presentado en la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro en Zaragoza.

Para llegar a estos resultados se ha utilizado una herramienta de planificación informática denominada Marxan, que ha sido desarrollada en Australia y en la que se han introducido todos los datos necesarios sobre biodiversidad, calidad de las aguas y aspectos geomorfolóficos disponibles en esta cuenca, elegida como piloto para este proyecto.

Unos objetivos que fueron establecidos a través de un proceso de participación previo a través de talleres con expertos y que se han celebrado en Zaragoza, San Carlos de la Rápita (Tarragona), Pamplona y La Rioja.

Es, según ha explicado Tony Herrera, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, una "manera muy eficaz de planificación", porque además de cumplir los objetivos que se han marcado "se sabe en qué grado" y "se maximiza la eficacia en la gestión de las reservas porque se reduce el número".

"Si se hace al tuntún se seleccionarían muchos más tramos para garantizar que se cubre todo lo que se quiere", mientras que mediante este sistema "se cubre lo mínimo necesario" para garantizar que se protege toda la biodiversidad y se alcanzan los objetivos.

Sin embargo, aunque se ha constatado que "hay bastante concordancia" con las reservas declaradas, para alcanzar todos los objetivos serían necesarios declarar otros 858 kilómetros más.

Y es que la actual red solo cubre alrededor de un 50 % de la biodiversidad acuática y la diversidad morfológica, ya que de los 123 tipos de ríos y organismos acuáticos considerados, 43 no alcanzaban el objetivo mínimo de cinco ocurrencias (que cada tipo de río y organismo acuático estuviera cómo mínimo representado en 5 de los tramos a proteger), mientras que 70 no alcanzan el objetivo de 25 ocurrencias.

Además, en los tramos declarados en la actualidad hay especies vulnerables o en peligro (según la Lista Roja de la flora y fauna de España) que están "completamente ausentes de las RNFs" como la anguila (Anguilla anguilla), la ostra perlífera de agua dulce (Margaritifera margaritifera) y las libélulas Gomphus graslinii y Onychogomphus costae.

De acuerdo con los resultados, se necesitaría proteger 858,65 kilómetros adicionales de la cuenca para asegurar un mínimo de 5 ocurrencias y 982,58 Km para asegurar un mínimo de 25.

Tramos de los que la herramienta informática excluye los afectados por embalses o cualquier tipo de azud, porque se consideran una presión y se valoran negativamente, ya que "alteran los caudales y la conectividad del cauce y el libre flujo de peces", salvo que en algún trecho hubiera alguna especie a conservar, ha explicado Herrera.

Ha señalado que ahora el resultado hay que "corroborarlo" con la propia Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) como conocedora del río y analizar la viabilidad desde el punto de vista administrativo y económico que supondría declarar todos estos kilómetros, reajustando los objetivos.

Según Tony Herrera, "lo interesante" de las reservas fluviales es que al ser tramos "muy prístinos" y poco alterados también sirven para hacer un buen seguimiento del efecto del cambio climático, por ejemplo, en las aportaciones de agua o la influencia sobre las especies que viven en los distintos tramos y puede ser importante para el seguimiento de cómo este efecto está afectando a los ecosistemas.