U na de las falsedades más extendidas en este país es que la Cultura está muy subvencionada. En absoluto. Sin tener en cuenta aquello que no es cuantificable en cifras (que las naciones más cultas son las más ricas y prósperas), en España las empresas culturales (libros, teatro, cine, música, danza, etc.) generan una parte JOSÉ LUIS Corral* importante del Producto Interior Bruto (PIB), por encima del 6%. ¿Y qué reciben a cambio? Apenas el 0,7% de la subvenciones de los presupuestos de las distintas administraciones públicas; y pese a semejante desproporción, todavía hay quienes siguen erre que erre con la mendaz cantinela de que la Cultura española vive de las subvenciones. Los que reiteran esta mentira suelen ser los mismos que exigen ayudas al Estado para todo tipo de actividades festivas, incluidas jaranas varias. Así, ven mal que se ayude al sector del cine o del libro, y critican cualquier fondo público destinado a los que llaman «titiriteros», normalmente unas migajas, pero nada dicen de los miles de millones de euros de subvenciones a la industria del automóvil, a la alimentación, a la construcción o, incluso, a la fabricación de armamento.

La Cultura no sólo es la hermana pobre, paupérrima mejor, en el reparto de las subvenciones del Estado, sino que, además, las administraciones exigen que en cualquier libro, cartel o catálogo se indique que ha sido subvencionado por el ministerio, el gobierno autónomo, la diputación o el ayuntamiento de turno, aunque a veces esas subvenciones no hayan llegado ni para pagar los folletos.

Si se fuera equitativo, habría que exigir a los fabricantes de automóviles, a los productores de hortalizas, a los constructores de viviendas o a los de armas, a colocar en sus productos una nota que indicara: «El 20% de este automóvil ha sido subvencionado por el ministerio de Industria y por el gobierno de esta Comunidad».

El nuevo Gobierno, obligado por su minoría parlamentaria, ha anunciado, entre otras medidas, que va a rebajar el IVA del libro electrónico del 21% al 4%. Es un comienzo, pues, hasta ahora, las revistas pornográficas pagaban menos IVA que el libro electrónico o que las entradas al cine y al teatro.

Porque, a ver si enteran de una vez los que mandan en las instituciones, la Cultura genera riqueza, desarrollo, libertad, conciencia crítica, sentido de la dignidad, pasión por la belleza y la decencia del ser humano. ¿O acaso es que a algunos de los que mandan no les interesa un país donde se defiendan este tipo valores? A lo peor es eso…