Desde mayo hasta diciembre de 2006 estuvieron atrincherados los maestros de la ciudad mexicana de Oaxaca. Formaron numerosas barricadas que resistían las embestidas de la policía del gobernador Ulises Ruiz, a quien le exigían dimitir. Fuentes no oficiales declararon que llegaron a convocarse hasta 80.000 maestros durante estos meses de protesta. Pedían cuestiones sencillas, les sonarán: la mejora de la calidad en las escuelas y el mantenimiento de los centros establecidos en algunas zonas rurales.

La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) terminó asumiendo la organización de la revuelta y de las marchas. Se quemaron coches, se estableció toque de queda, se emplearon piedras y palos pero también bazucas. El gobernador pidió ayuda al presidente Vicente Fox que envío la Policía Federal Preventiva (PFP) para eso, claro, para prevenir. Los rebeldes ganaron un asalto el 2 de noviembre en las proximidades de la Universidad Autónoma de Benito Juárez de Oaxaca. Pero perdieron la guerra; hubo represión, militarización extrema, encarcelados y muertes.

Diego Enrique Osorno cuenta en su extensa crónica narrativa Oaxaca sitiada. La primera insurrección del siglo XXI (2007) todas las capas de este conflicto. Relata aspectos controvertidos, como el momento en el que los chavales marginales (parvadas) encabezan las revueltas. Chicos como El Dany que transformaron la revolución de los maestros en la revuelta violenta de los suburbios de París. Jóvenes que perdieron la esperanza de encontrar un trabajo digno, un estudio o una oportunidad y "fueron a dar a esta rebelión que primero tuvo rostro de maestro rural y luego usó pasamontañas y tenis Converse". La crónica de Osorno parece poner en evidencia los problemas de las democracias latinoamericanas: la represión de movimientos populares, la violencia de la policía, carencia de educación pública de calidad, pobreza y abuso de poder de las autoridades políticas. ¿Problemas de las democracias latinoamericanas?

La comunidad educativa en España viene realizando huelgas, concentraciones, manifestaciones contra los recortes en educación y a favor de que se cuide y valore la educación pública, que no se eche a perder, si es posible. Pero nada, oídos sordos. En España como en México. Igualito. Luego no nos sorprendamos si Los Danys o Los cojos Manteca (¿se acuerdan?) se hacen con los mandos. Organizados alrededor de la Marea verde, la Plataforma Estatal por la Escuela Pública está en la calle semana tras semana. Ataviados con sus indumentarias verdes, ocupan calles y plazas y quien sabe si mañana ocuparan barricadas.