El contrabandista del osezno Aragón, el rumano L. M., está en busca y captura internacional, después de que el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de la capital aragonesa, Eduardo Marquina, comprobara que no ha pagado los más de 11.911 euros que se comprometió a satisfacer para evitar el ingreso en el centro penitenciario de Zuera, en Zaragoza.

De esta forma atiende a la petición del abogado que representa al Fondo Asturiano de Protección de Animales Protegidos Salvajes (Fapas), el zaragozano José Manuel Marraco, quien pidió, junto al ministerio público, dos años de prisión por el delito contra la fauna y flora.

El pacto al que llegaron las acusaciones con la abogada de la defensa, la penalista Olga Oseira, fue ese, pero el enjuiciado lleva siete meses sin aportar los 2.880 euros de la multa ni ingresar 9.031 euros al Gobierno de Aragón por los cuidados que le dio al animal en el Centro de Recuperación Salvaje de La Alfranca, situado en la localidad zaragozana de Pastriz.

Según fuentes consultadas, la localización de este hombre va a ser rápida y fácil porque ha sido elegido alcalde de una localidad de Rumanía. Cuando la Interpol le encuentre, volverá a España, aunque detenido.

El procesado reconoció ser el propietario del animal cuando la Guardia Civil le dio el alto en la A-2, a la altura del recinto Expo. En el interior del vehículo, que se lo había prestado su padre, encontraron un transportín para animales de compañía en el que estaba el osezno de cuatro meses. Junto a él iba S. M. S., representado por la abogada Carmen Liarte, quien no se presentó el día del juicio, por lo que también está en rebeldía.

En ese momento, L. M. manifestó que "lo había adquirido por donación de unos desconocidos rumanos en una gasolinera en Hungría, cerca de la frontera de Austria". También afirmó que era "un regalo para su novia española", aunque nunca presentó una factura en la que demostrase dicha compraventa.

El osezno continúa en el parque cántabro de Cabárceno.