Huesca luchó duramente para que el cuartel Sancho Ramírez no cerrara sus puertas en diciembre del 2016. Y, cuando todo parecía perdido, Defensa anunció su reapertura tras permanecer un año clausurado. Sin embargo, la operación, que terminará con la instalación en la ciudad del mando de la División Castillejos, debía cumplir una serie de puntos, en especial que la cesión debía ser sin derecho a reversión, es decir, definitiva.

Ahora, poco después de que el ayuntamiento en pleno votara a favor de la cesión sin retorno de una parcela del solar que no reunía esa requisito, solo un partido ha levantado su voz para protestar por lo que considera la pérdida de suelo municipal.

Se trata de Chunta Aragonesista (CHA), que no posee representación en la corporación local. En opinión de esta formación, esa fórmula constituye un «escándalo». Así lo aseguró ayer a Efe el coordinador en Huesca, David Félez, quien consideró «muy grave claudicar con nocturnidad y alevosía ante un chantaje que ni siquiera en pleno franquismo se produjo, cediendo sin reversión los actuales suelos y próximamente los anexos que se van a adquirir».

«UNA IMPOSICIÓN»

Pilar Novales, de Cambiar Huesca, que forma parte del tripartito que gobierna la ciudad, señaló ayer que esa condición fue «una imposición de Defensa». «Nosotros planteamos en su día al alcalde, que llevó personalmente las negociaciones, que sería deseable que se contemplara la reversión, pues en el futuro podía dejar de haber actividad castrense, pero no había margen para que así fuera», manifestó.

Sin embargo, el PAR, que tampoco tiene concejales en el consistorio oscense, ve con buenos ojos el acuerdo alcanzado con Defensa. «Si ese era el escollo que había que salvar para garantizar que la unidad militar se instalara en Huesca, estamos totalmente a favor de la operación», subrayó Joaquín Serrano, portavoz de los aragonesistas en la Diputación de Huesca. Serrano señaló que la llegada de unos 700 efectivos a la capital oscense, unida a la de sus familias, tendrá «un gran impacto en la economía».

Sectores como la distribución y el mantenimiento de instalaciones se verán favorecidos. Y se espera que se dinamice el mercado de la vivienda, que ha estado parado durante los últimos 10 años como consecuencia de la crisis económica. Las inmobiliarias recuerdan que no hay suficientes pisos nuevos y en alquiler para la nueva demanda.