El Ministerio de Defensa incumplió en los reconocimientos de los 62 militares muertos a bordo del Yakovlev siniestrado en Turquía el pasado 26 de mayo algunos de los puntos clave establecidos en el Protocolo de Identificación de Víctimas en Desastres que establece Interpol. La comparativa de este documento, de referencia internacional, con el informe del jefe de la delegación médica española en el lugar del siniestro, el general Vicente Navarro, refleja algunas de las irregularidades cometidas en las identificaciones.

En concreto, Interpol señala que para una exacta identificación es necesario contrastar los datos antemortem con los postmortem obtenidos a partir de "evidencias circunstanciales, como efectos personales", "evidencias físicas" derivadas de la descripción externa de los cuerpos y de pruebas como las de huellas dactilares --que no se realizaron-- o exámenes internos, entre los que se ubicarían los dentales --tampoco se hicieron--.

Del texto de Navarro se desprende que los trabajos de los médicos españoles se centraron en características superficiales. En concreto, estudió la coincidencia de los datos del manifiesto de carga del aparato y de las fichas de filiación llevadas desde España con los obtenidos de "pruebas circunstanciales de los cadáveres, como rasgos faciales, raza, uniformidad, emblemas, documentación, chapas identificativas, efectos personales o ropa". No hubo pruebas científicas de huella dactilar, de ADN o dentales, como ha reconocido Defensa en varias ocasiones. Este tipo de exámenes son, según Interpol, los más apropiados.

DUDAS Sin embargo, Interpol deja bien claro en su protocolo que el reconocimiento visual ha revelado en muchos casos "inexactitudes" y ha provocado tanto "angustias" a los familiares de los fallecidos como "problemas legales en los países de origen de las víctimas".

Eso es precisamente lo que está ocurriendo con los allegados del Yak-42, después de conocerse que algunos restos de las víctimas se enterraron en Turquía sin previo aviso y de que un documento del sumario abierto en dicho país recuerda que treinta cuerpos estaban sin identificar cuando se repatriaron. Y aunque el ministro Federico Trillo y el propio Navarro subrayaron ayer que todos los fallecidos fueron reconocidos antes de abandonar tierras turcas, el PSOE pidió una investigación parlamentaria y otra judicial al respecto.

Pero a pesar de estas advertencias, Defensa rehusó seguir los patrones marcados, aunque sí copió de Interpol el esquema de las fichas para la recogida de datos tras los fallecimientos.

La Policía Internacional también establece que la utilización de los efectos personales como base para los reconocimientos "nunca puede considerarse una prueba". La labor de los médicos españoles queda por tanto en entredicho.

Otra infracción se cometió al no trasladar a un equipo fotográfico español a la zona del siniestro. El protocolo indica que los vídeos y las instantáneas de los cuerpos son "importantes" a la hora de averiguar las causas del accidente: "Las fotografías deberían realizarse a cada cuerpo durante los distintas fases del examen. El fotógrafo debería captar planos de todo el cuerpo, de toda la cara y de señales externas. En cada imagen debería quedar claro el número de referencia del cadáver". Además, al no acudir fotógrafos no se pudo elaborar un mapa exacto de la zona, como recomienda Interpol para obtener más datos sobre este tipo de tragedias.

Por otra parte, hoy comienza en la capital turca, Ankara, la última de las reuniones de los miembros de la Comisión Internacional que investiga el siniestro antes de que su presidente, Umit Cendek, escriba el informe sobre las causas del accidente.