El fin de una etapa se acerca en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, donde en diciembre tendrá lugar ya la demolición de algunos de los edificios una vez que, en apenas nueve días, empiecen los primeros movimientos. Estos trabajos iniciales serán asuntos de seguridad laboral y ya a mediados de octubre se procederá al vallado de la zona y a la protección, entre otras cosas, de los árboles del entorno. «Estamos cumpliendo los plazos», aseguró ayer el rector del campus público, José Antonio Mayoral, instantes antes de visitar por última vez junto con el presidente de Aragón, Javier Lambán, y la consejera de Universidad, Pilar Alegría, varias salas de la facultad.

El contrato para formalizar la obra se firmó el pasado 20 de agosto —la ejecutará la UTE de FCC Construcción, FCC Infraestructuras Energéticas, Copisa y Estructuras Aragón— y, desde entonces, la cuenta atrás ha empezado. Sin embargo, en el edificio de Filosofía ya se lleva meses trabajando para proceder al traslado de material, muebles, expedientes y piezas de laboratorio. Todavía ayer varios operarios embalaban y trabajaban en una facultad que, desde que empezó el desalojo, ha movido más de 15.000 cajas.

SATISFACCIÓN

«Prácticamente todo está trasladado. Nosotros mismos hemos retrasado un poco alguna fecha para no perjudicar a los estudiantes que necesitaban hacer uso del pabellón de Filología para preparar los exámenes de septiembre», dijo Mayoral.

«Hay una relativa satisfacción por cómo se ha hecho todo y cómo es han acondicionado los diferentes espacios que acogerán las clases, los despachos y el material», añadió.

En total, 400 docentes y 3.000 alumnos cambiarán su ubicación este curso académico, cuyas clases se iniciarán el próximo 17 de diciembre. La antigua Facultad de Educación y el colegio Cervantes son los espacios que más cobertura darán a Filosofía y Letras. La previsión, si se cumplen los plazos, es que en tres años se pueda estrenar el nuevo edificio.

«El actual no reúne en absoluto las condiciones de un edificio destinado a usos educativos modernos. Literalmente se caía a pedazos y no exagero un ápice», dijo Lambán. «Las facultades de Humanidades revisten una importancia añadida. El conocimiento que a corto plazo se revela inútil a largo plazo es el más útil de todos porque proporciona felicidad a las personas».