Mi madre ingresó de urgencia en la madrugada del jueves 21 de noviembre con fractura de cadera en el hospital de Traumatología del Miguel Servet. Tiene 74 años, está convaleciente de un ictus, sufre problemas de circulación y padece del corazón, pero le han retrasado en dos ocasiones la operación porque, según los traumatólogos, no había hueco, les falta personal y están a tope". Las palabras de Beatriz denuncian el "empeoramiento" del estado de su madre, M. V. R. D. L. F., a raíz del doble aplazamiento de una intervención quirúrgica que no se realizó hasta ayer, con resultado satisfactorio.

Según Beatriz, que ha presentado dos reclamaciones, su madre no pudo ser operada nada más ingresar al estar tomando sintrom. "Se le puso la medicación correspondiente y le dijeron que el domingo 24 le harían prueba de coagulación para operar el lunes 25, pero el domingo nos dijeron que no estaba incluida en la lista de operaciones del lunes y emplazaron la intervención para el jueves 28 puesto que tenia el visto bueno de medicina interna".

Durante este tiempo, la paciente "tenía unos dolores horribles y se quejaba de que notaba torcida la sujección, pero no le hacían ni caso hasta que se dieron cuenta de que la tenía mal y eso le provocaba mas dolor. Habían pasado cinco días", afirma Beatriz, que sostiene que "al estar inmovilizada en la misma posición día tras día no podía ventilar bien, por lo que su respiración fue empeorando".

SEGUNDO APLAZAMIENTO El segundo aplazamiento llegó el martes 26, cuando los médicos le comunicaron que la operación se posponía al lunes 2 de diciembre. "El disgusto fue mayúsculo y aquí empezó lo peor, puesto que empeoró la respiración, se le habían encharcado los pulmones, el corazón estaba descompensado y su frecuencia cardiaca no era correcta y, además, no le encontraban vena para una vía y tuvieron que llevarla al quirófano para que el anestesista le pusiera la vía, aunque esta luego también falló, por lo que la devolvieron otra vez al quirófano a poner otra, esta vez en el cuello", relata la hija.

El devenir de los acontecimientos provocó que el estado de nerviosismo de la mujer fuera "cada vez mayor", lo que suponía, según Beatriz, "un esfuerzo para su corazón, que ya estaba descompensado". Porque la familiar insiste en que medicina interna dio el visto bueno a la operación y que "todos" los traumatólogos "me confirmaron que si no la han operado antes es porque no había hueco y que las fracturas de cadera no eran de urgencia y en ningún momento se han referido a razones médicas para no haberla operado antes, solo por razones de organización".

De hecho, Beatriz se muestra convencida de que las demoras "le han provocado una insuficiencia respiratoria y cardiaca y, si la operación se hubiera realizado en plazo, se habría evitado todo este padecimiento añadido, además de los evidentes costos que lleva mantener a una persona ingresada y medicalizada por tiempo extra".