La depuradora de Utebo (Zaragoza), que dará servicio a 70.000 habitantes equivalentes, culmina en Aragón con el cumplimiento de la Directiva Europea 91/271 de aguas residuales en lo relativo a los vertidos en zonas sensibles.

La depuradora, que hoy ha visitado el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, entró en servicio el 1 de septiembre para los núcleos de Utebo, Sobradiel, Pinseque, La Joyosa y Torres de Berrellén y los barrios rurales de Casetas, Garrapinillos y Villarrapa, pertenecientes al municipio de Zaragoza.

Olona ha precisado que el hecho de que dé servicio también a estos barrios zaragozanos "pone de manifiesto que el Impuesto de Contaminación de las Aguas también se aplica en beneficio de los ciudadanos de Zaragoza".

Las zonas sensibles a las que hace referencia la directiva que ahora se aplica de forma completa son áreas especialmente protegidas desde el punto de vista del vertido de aguas residuales, para prevenir una mayor contaminación por nutrientes que pueda provocar problemas de eutrofización en las aguas.

Los vertidos a zonas sensibles se condicionan y limitan en mayor medida, por lo que la administración debe ser más exigente en este ámbito, apuntan fuentes del ejecutivo autonómico.

Esta depuradora inicio su andadura en el año 2004, con la redacción de un primer anteproyecto en una época donde el "boom urbanístico" llevó a dimensionar una instalación para 133.000 habitantes equivalentes.

La obra se adjudicó en diciembre 2007 y se aprobó el proyecto constructivo en el año 2010, pero en aquel momento, en plena crisis económica y con el parón de los desarrollos urbanísticos, se planteó la necesidad de modificar el proyecto a la baja para hacer una depuradora más pequeña, ha recordado el alcalde de Utebo, Miguel Dalmau.

Al ser una modificación de envergadura, se rescindió el contrato y se redactó un nuevo anteproyecto que se licitó en el año 2014, dimensionado para 70.000 habitantes equivalentes.

La obra comenzó el 1 de diciembre de 2015 y el concesionario ha invertido casi 24 millones de euros y 22 meses en la construcción de la estación y de los 17 kilómetros de colectores que recogen los vertidos de todos los núcleos y los conducen hasta la depuradora.

Las fuentes añaden que ha sido necesaria una importante labor de coordinación y comunicación con los ayuntamientos y comunidades de regantes afectadas con vistas a minimizar los inconvenientes que generan este tipo de obras, que por otro lado han afectado a la autopista A-68 y a la línea de ferrocarril Zaragoza-Logroño.

La depuradora ocupan unas parcelas cercanas al río Ebro pero a salvo de las avenidas ordinarias y, por tanto, fuera del dominio público hidráulico.

La planta es del tipo de fangos activos con digestión anaerobia y, por verter a zona sensible, se exige una disminución adicional de nutrientes (nitrógeno y fósforo) para evitar problemas de eutrofización en el río Ebro y sus embalses aguas abajo.

La obra ha sido llevada a cabo por la UTE formada por Ferrovial-Cadagua y Mariano López Navarro y será explotada por estas empresas en régimen de concesión durante 20 años.