Dos familias tuvieron que ser desalojadas ayer del inmueble del número 134 de la zaragozana calle San Pablo, ante el riesgo de hundimiento del suelo que constataron los Bomberos. Los vecinos, que viven de alquiler, sacaron parte de sus enseres y se trasladaron a casa de familiares y amigos en espera de que, hoy, los arquitectos municipales revisen el edificio y decreten si puede ser habitado o no mientras se realizan las obras para asegurarlo, si estas son posibles.

Los Bomberos de Zaragoza recibieron el primer aviso del riesgo de derrumbe poco después de las 13.00 horas, cuando la presidenta de la comunidad, también vecina, observó un hundimiento parcial del suelo de su casa.

Los bomberos constataron que las vigas del techo del sótano, un local utilizado como iglesia evangélica y actualmente como almacén, estaban muy deterioradas, por lo que el consistorio decretó el desalojo preventivo de las plantas superiores del inmueble, en la zona afectada, y los bomberos estuvieron seis horas colocando puntales en el sótano para evitar un colapso inminente.

Mientras, los vecinos desalojados recibieron permiso para coger sus cosas. «Pero nos han dicho que no podemos volver, y que si queríamos podíamos ir al albergue», explicaba Carmen, una de las afectadas, exhibiendo la notificación del ayuntamiento. Las familias permanecían en la calle, hablando y contemplando la casa, a la que no sabían cuándo podrán volver. «Mañana (por hoy) nos dirán algo, pero algunos decían que igual tardan tres meses en arreglarlo. A ver dónde vamos nosotros tres meses», se lamentaba el hijo de Carmen.

El techo del sótano estaba efectivamente en muy malas condiciones, según mostraba otro hombre que lo tiene alquilado, y que prefirió no dar su nombre. «Por lo menos la parte que no está en ese lado», explicaba, señalando los puntales, «la puedo usar».

Según fuentes municipales, las familias optaron por alojarse por sus propios medios hasta saber hoy si podrán volver.