Las bandas de ladrones chilenos han vuelto a fijarse en la capital aragonesa para cometer sus asaltos. Un año después de que la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón desarticulara un grupo de estas características, los mismos agentes han hecho lo propio con otros tres jóvenes que en cuatro meses habían conseguido desvalijar más de cien chalets de urbanizaciones de Zaragoza y provincia. Los arrestados, Yaritza Paulette O. A., Víctor Hugo F. G. y Cristian Antonio C. M., de entre 20 y 24 años, fueron calificados como «muy violentos» por los investigadores a raíz de sus antecedentes, entre los que destacan hurtos, robos con violencia y hasta un asesinato en su país de origen.

Los sospechosos se habían instalado en Aragón el pasado mes de noviembre, si bien no fue hasta enero cuando comenzó la escalada de robos en viviendas de la capital, especialmente en la zona de Montecanal y Torre San Lamberto. La elección de inmuebles de planta baja y el modus operandi de acceder siempre cuando caía la noche del fin de semana, tras forzar las puertas y ventanas con destornilladores o directamente rompiéndolas, hizo que la UDEV relacionara los casos y activara el dispositivo que finalizó con éxito ayer en Ricla. En dicha localidad zaragozana tenían establecida su vivienda de residencia, a la que solo acudían a dormir y en la que guardaban todo el botín. El inspector jefe del Grupo de Robos de la Policía, Fernando Sánchez, reconoció que «era imposible calcular todo el valor total», ya que será necesario tasar la gran cantidad de artículos de joyería: 125 anillos, 120 pulseras, 115 colgantes, 80 pares de pendientes, 50 relojes, bolsos, prendas de ropa y zapatos -todos ellos de primeras marcas-, así como 30.000 euros en efectivo.

Sánchez destacó un aspecto que diferenció a esta banda de otras itinerantes que suelen actuar en la ciudad como son las de georgianos y crotas: «No seleccionaban los artículos de joyería, sino que también se apoderaban de bisutería».

RAPIDEZ

Una forma de actuar que responde, tal y como resaltó el comisario jefe de la Brigada Regional de Policía Judicial, Antonio Palomo, a que «tan solo empleaban cinco minutos en desvalijar las casas». «Eran conocedores de que muchas de ellas tenían sistemas de alarma de seguridad».

No solo eran rápidos en los asaltos, sino también en abandonar las viviendas que expoliaban. De hecho, la operación ha sido bautizada como Tufas en relación con el título de la película Too Fast, Too Furious, ya que en una de sus huidas llegaron a atraversar la mediana de una autopista para cambiar de sentido a toda velocidad. Llegaron a cambiarse de vehículo, tras esta persecución policial, aunque a la vista del resultado de poco les ha servido. Y es que la UDEV, tras localizar el lugar en el que vivían no dudaron en reforzar la intervención con la participación del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) y del helicóptero del cuerpo.

En el momento de su detención no mostraron oposición alguna a los agentes, especialmente porque no se lo esperaban y porque una de ellos, Yaritza Paulette O. A., está embarazada de ocho meses. Un estado que, según el jefe superior de la Policía, José Villar del Saz, era aprovechado para «pasar desapercibidos» en las vigilancias que realizaban frente a las viviendas que iban a ser su objetivo. También era la que conducía el coche para fugarse. A pesar de lo avanzado de su estado, la mujer no había acudido al ginecólogo hasta hace unas semanas para evitar que las investigaciones pudieran dar con ellos a partir de este detalle. Hoy pasarán ante el juez de guardia.