Ni siquiera la lluvia deslució la decimotercera edición del descenso de nabatas por el río Gállego que volvió a ser un gran éxito de público y participación. Fue un descenso rápido con buen caudal y mucha habilidad y pericia por parte de los 13 nabateros participantes --procedentes de Biscarrués, Sobrarbe, Santolaria, Ayerbe, Murillo o Hecho--. La cita volvió a mostrar la consolidación de este referente turístico en la comarca.

Como es habitual, mucho público hizo acto de presencia, tanto en la salida, como en el puente de Murillo de Gállego, o en la llegada en el puente Santa Eulalia de Gállego. Los coches llenaron toda la carretera y las playas para ver pasar las nabatas.

Antes de la salida, el numeroso público concentrado conoció en una charla junto a las nabatas la historia nabatera del río Gállego documentada desde la edad media y vio de cerca el trabajo realizado con los berdugos, barreros, remeras, acopladeras y trampos.

La decisión de este año, de bajar con troncos nuevos, verdes, que pesan más de lo habitual, llevó a poder descender con menos nabateros por cuestión de pesos. Pese a ello, en la salida la nabata de dos trampos se inclinó más de lo predecible, absorbida por la corriente por lo que se desestabilizó y un nabatero cayó al agua. No tardó en volver a subir. La nabata de tres trampos llegó en primer lugar y poco después la de dos.

Una comida, que reunió a más de cien personas en Biscarrués, puso el broche de oro a estos intensos días en la Galliguera.