El uso del catalán en las comarcas del Aragón oriental (popularmente conocidas como La franja) ha descendido en los últimos diez años según se constata en una encuesta de la Generalitat de Cataluña amparada por la Universidad de Zaragoza. El 52% de los habitantes de la zona aseguran utilizar el catalán como lengua habitual, algo que contrasta con las cifras obtenidas en un estudio similar realizado en el 2004 en el que se detectaba un amplio 71,1%.

En el lado positivo se constata que gracias a los planes de estudios impulsados en los últimos años se ha elevado el conocimiento escolar del idioma en todos los niveles. El profesor titular de Filología Catalana de la Universidad de Zaragoza, Javier Giralt, se mostró satisfechos con los datos, aunque reconoció que sin «políticas lingüísticas adecuadas» dentro de tres años la lengua podría perderse entre la gente joven.

La encuesta considera que el progresivo envejecimiento de los hablantes habituales y la llegada de inmigrantes que adoptan el castellano son los dos principales factores que condicionan el futuro del idioma.

La encuesta señala un cambio de tendencia importante en cuanto a la percepción social de la lengua. Casi el 50% de los entrevistados reconoció que lo que habla en su día a día es catalán dejando en claro retroceso el apelativo de chapurreado -u otras variantes locales- que los expertos en la materia consideran peyorativas. «Se han usado tradicionalmente para ocultar la catalanidad lingüística de estos municipios del Aragón oriental», indicó Giralt. Hace diez años solo el 20% de los hablantes decía hacerlo en catalán.

Por su parte, la directora general de Política Lingüística de la Generalitat, Esther Franquesa, manifestó su deseo de que el catalán en Aragón pudiera optar a la cooficialidad por considerarlo «bueno para el territorio y para el conjunto del dominio lingüístico». En todo caso, defendió el «respeto institucional» y alegó que debe ser la DGA la que decida sobre el asunto.

El estudio se ha realizado con más de un millar de entrevistas a los habitantes de las comarcas de Ribagorza, La Litera, Matarraña y Bajo Cinca en el 2014. Han participado investigadores de las universidades de Zaragoza, Tarragona y Lérida.