El intento de secuestro virtual sufrido recientemente por un zaragozano, al que unos supuestos captores pedían 10.000 euros por liberar a su hijo, permitió el arresto del ciudadano chileno que iba a cobrar el dinero, tras la actuación de un negociador de la Policía Nacional y gracias a la colaboración con las autoridades del país suramericano.

Es solo el último caso de una práctica en rápido crecimiento, tanto es así que la Policía Nacional ha lanzado una campaña informativa específica, en medios y redes sociales, con el lema No es real, para atajarlo.

Estos secuestros falsos suelen tener su origen en Chile, particularmente desde cárceles del país, según han podido constatar los investigadores. Desde el 2015, cuando surgieron, agentes de la Policía Nacional los investigan conjuntamente con las fuerzas de seguridad chilenas.

Según los datos que manejan, en el 2015 se produjeron más de 200 intentos de esta estafa en España, de los cuales un 6,7% tuvieron éxito, logrando los delincuentes ingresar 10.150 euros.

El año pasado crecieron alarmantemente, ya que se denunciaron 969 y en un 4,3% de los casos las víctimas pagaron, un total de 41.000 euros. Solo en lo que llevamos de año se han constatado 231 llamadas, con 8 estafados que han abonado 12.000 euros. Son más de 60.000 euros pagados en total por las víctimas.

Los secuestradores llaman a números al azar, y amenazan a la víctima con hacer daño a un familiar si no ingresa rápidamente cierta cantidad de dinero, normalmente entre 600 y 6.000 euros, en una cuenta. Llegan a emplear a otra persona que se hace pasar por el supuesto secuestrado para gritar, fingiendo una tortura, cuando no es directamente este falso familiar quien llama a la víctima, en voz baja y distorsionada. Aunque con este sistema tienen que tener más suerte y acertar, por ejemplo, en el sexo del hijo que llama.

Buscan que la víctima se quede paralizada por el miedo, y actúe sin pensar, buscando el bien de su familiar. A menudo basta una llamada para comprobar que no existe tal rapto, pero hace falta sangre fría para hacerla.