La Policía Nacional volvió a arrestar anteayer a un presunto pedófilo zaragozano, de 33 años, tras constatar que seguía acosando sexualmente por internet a niñas, haciéndose pasar por una de ellas. Parte de los datos de sus víctimas los obtenía gracias a su trabajo, de conserje en una parroquia zaragozana. De hecho, ayer por la tarde quedó en libertad tras declarar ante el juez, con una orden de alejamiento respecto a su lugar de trabajo.

Este era su segundo arresto en poco más de un año, y en este tiempo los agentes habían podido analizar el material que le fue decomisado en la primera detención. En sus equipos han hallado cerca de 121.000 archivos informáticos de carácter sexual, unos 800 de ellos vídeos, correspondientes a 103 niñas plenamente identificadas y a otras muchas aún anónimas.

La investigación del caso, a cargo del Grupo I de Delitos Tecnológicos, comenzó tras la denuncia en una localidad canaria de una madre, cuya hija estaba enviando fotos de alto contenido sexual a una supuesta amiga por internet, que a cambio le hacía recargas de saldo en el móvil.

Los agentes no tardaron en desenmascarar a esta ciberamiga, que resultó ser este zaragozano de 33 años, con antecedentes por hechos similares. En su casa decomisaron abundante material informático, pero al parecer quedó en libertad.

Los investigadores comenzaron a analizar el material, entre el que encontraron unas 120.000 fotos, 800 vídeos y 6.000 números de teléfono. Lograron identificar a 103 de las menores que aparecían en las fotos, la mayoría de ellas de entre 10 y 14 años, pero aún quedan muchas sin identidad conocida.

La técnica de este "ciberdeprededador sexual", como lo define la Policía, se basaba en la técnica del grooming, disfrazar la identidad en internet para contactar con los menores. Como adolescente bisexual iba pidiendo a sus ciberamigas fotos de contenido sexual, en ocasiones regalándoles a cambio algo de dinero, recargas de saldo en el móvil e incluso teléfonos. Si desconfiaban, utilizaba fotografías de otras víctimas para convencerles de que era realmente una joven, y así recuperar la confianza de las víctimas.

Pese al arresto del año pasado, la Policía Nacional ha podido constatar que continuaba con sus prácticas y, de hecho, analizarán su teléfono móvil para buscar nuevas pruebas y víctimas. Las identificaciones de las jóvenes siguen, por si quieren denunciar.