No había tiempo que perder, un niño podía estar en peligro. Eso es lo que ayer pensó la Policía Nacional después de atender a una mujer que denunció ser víctima de malos tratos por parte de su expareja. El hijo de ambos, de 2 años, estaba en ese momento con el supuesto maltratador en una vivienda del número 12 de la calle Salamanca de Zaragoza. Eran las 21.00 horas. Rápidamente establecieron un dispositivo especial para rescatar al menor que se que se saldó con la detención del sospechoso, identificado como, L. C. K. M., de 28 años.

La intervención no fue nada fácil, siendo necesaria la actuación del negociador de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y de los Grupos Especiales de Seguridad (GOES) de la Jefatura Superior de Policía en Aragón que decidieron irrumpir por la fuerza ante la falta de respuesta del progenitor.

Cuando los agentes entraron pudieron comprobar que el niño se encontraba en perfecto estado, si bien el padre, según fuentes consultadas, se resistió a ser arrestado. De hecho, junto al delito de malos tratos, también le imputan un delito de resistencia a los agentes de seguridad.

El joven es sordomudo, circunstancia que complicó especialmente la labor del negociador, ya que al no recibir ningún tipo de respuesta los agentes llegaron a temer por la vida de ambos. La decisión estaba tomada, debía ser tipo preventiva. Y es que, aunque L. C. K. M. pudiera no escuchar las llamadas de atención de la Policía por su discapacidad, hubo un detalle que no se les escapó a los agentes: había un perro en el interior que no paraba de ladrar. Actitud que debía haber alertado al ahora arrestado de que algo estaba ocurriendo al otro lado de la puerta principal. El joven durmió en los calabozos de la Policía Nacional y el niño se lo entregaron a la madre.