La Policía Nacional arrestó anteayer al joven Rodrigo Lanza, célebre entre el movimiento okupa nacional y que llevaba unos años residiendo en Zaragoza, como presunto autor del asesinato de Víctor Laínez, un zaragozano de 55 años al que presuntamente golpeó por la espalda con un objeto contundente, dejándole en muerte cerebral, tras una discusión ocurrida el pasado viernes por la tarde en un bar. Ayer falleció definitivamente, y Lanza pasará, previsiblemente hoy, a disposición judicial por el crimen.

Este, a falta de lo que determine la investigación judicial, podría verse agravado por tener tintes ideológicos. Porque la discusión entre víctima y presunto asesino se inició al parecer por la estética del primero, al que entre otras cosas el detenido recriminó llevar la bandera de España en los tirantes.

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También se podría ver agravado por la condena de prisión que sufrió por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona de una pedrada durante el desalojo de una casa okupa en el 2006. De hecho, su caso se hizo célebre tras la emisión en la televisión catalana de un documental que dibujaba el caso como un montaje policial y judicial, e incidía en que otra de las condenadas se suicidó tras pasar por la prisión. Pero sus antecedentes están cancelados por el tiempo transcurrido.

Lanza, según fuentes consultadas, se negó a declarar ante los agentes del Grupo de Homicidios y de la Brigada de Información de la Policía Nacional, que han asumido las pesquisas.

El arrestado iba acompañado de otro amigo y dos chicas cuando sucedieron los hechos. Este fue investigado (imputado) ayer por la Policía Nacional, en principio por omisión del deber de socorro, al no haber auxiliado a la víctima agredida por Lanza.

La discusión, según explicaron en un primer momento a Heraldo los amigos de la víctima, se produjo en el bar El Tocadiscos de la calle Antonio Agustín, de la zona de Heroísmo. De hecho, la identificación de Lanza fue relativamente rápida porque tanto él como Laínez eran clientes habituales del local.

Al parecer, se inició una discusión entre los dos implicados. Laínez, perteneciente al grupo motero Los Templarios, era célebre en diversos bares de la zona por su estética motera, y no ocultaba sus simpatías por la Legión (algunas publicaciones en las redes sociales lo daban por exmilitar, aunque este diario no pudo confirmarlo). Esa noche, al parecer, llevaba los citados tirantes.

El grupo de Lanza comenzó a increparle, y Laínez optó por marcharse del bar, «para no discutir». Pero al parecer, Lanza salió tras él, y con un objeto contundente, quizá un sillín de bicicleta, le golpeó en la nuca y cayó inconsciente. Fue trasladado al hospital Clínico, ya en muerte cerebral, y ayer fue desconectado ante lo irreversible de su estado.

Las redes sociales se poblaron de condolencias, entre ellas de Falange, que le recordó como histórico militante en los años 80. Los conocidos con los que este diario pudo contactar afirmaron que, pese a sus preferencias, no hacía distinciones ideológicas con los amigos y tenía un carácter afable, era «una bellísima persona», coincidían. No le recordaban haber participado en ninguna trifulca anterior.

Lanza, de origen chileno pero nacionalidad española, abandonó Barcelona tras haber cumplido una condena de cinco años de prisión, dos en preventiva y con un año de paréntesis de libertad hasta la firmeza del fallo, por la citada agresión a un guardia urbano, aunque en una entrevista con este diario explicó que entró a prisión con 21 años y salió con 28. Inicialmente fue condenado por la Audiencia Provincial de Barcelona a cuatro años y medio de prisión, y otros detenidos a tres y medio, pero en la revisión del Supremo la pena se vio incrementada en medio año, hasta los cuatro.

El joven se mudó a Zaragoza, denunciando un supuesto acoso de la guardia urbana en Barcelona, y en Aragón encontró un buen ambiente donde mantener su activismo en Zaragoza, como exponía en la citada entrevista. Era asiduo del Centro Social Okupado Kike Mur, ubicado en la antigua cárcel de Torrero.