La Policía detuvo el pasado 23 de diciembre en Italia a un ciudadano rumano de 37 años, Nicolae Viorel Muresan, a quien la Guardia Civil considera coautor del asesinato del joyero Juan Carlos Lafuente Callejero, ocurrido en la localidad zaragozana de La Almunia, el 21 de marzo del 2007. El primer sospechoso, el moldavo Vladimir Lozovan, de 24 años, ya fue arrestado el 15 de mayo pasado en Las Palmas de Gran Canaria, y en esa fecha el Juzgado de La Almunia dictó una orden de detención internacional contra Viorel al haber indicios de que había huido fuera de España.

En estos momentos, el segundo presunto autor del comerciante se encuentra en un centro penitenciario de Italia, a la espera de que sea extraditado a España y puesto a disposición del juzgado instructor. Con la detención de Viorel, la Benemérita da por esclarecido y cerrado el crimen del joyero, según indicó ayer el Ministerio del Interior en un comunicado.

Según los investigadores, Viorel y su cómplice moldavo atracaron la joyería de Lafuente, situada en las inmediaciones de los Juzgados, pasado el mediodía. Al parecer, los delincuentes mataron de un disparo al comerciante, se hicieron con las joyas de más valor y después corrieron hasta un BMW de color verde aparcado en las inmediaciones.

UN BMW ABANDONADO El vehículo fue localizado al día siguiente cerca de la autovía A-2, en una cantera próxima a la localidad de Algora, en Guadalajara. A partir de ese momento, se organizó un fuerte dispositivo para tratar de localizar a los prófugos, pero la búsqueda, que se extendió a barrios madrileños con una mumerosa colonia de ciudadanos del Este, resultó infructuosa.

El primer avance en la investigación no se produjo hasta dos meses después, cuando agentes de la Guardia Civil que se habían desplazado a Canarias detectaron en la capital del archipiélago a Vladimir Lozovan, quien pudo ser el autor del disparo que acabó con la vida del joyero. El delincuente, que se negó a declarar ante la Benemérita, fue puesto a disposición del Juzgado de La Almunia e ingresó a continuación en el centro penitenciario de Zuera.

La muerte del joyero, de 43 años, causó una gran conmoción social en La Almunia y Calatayud, la localidad donde residía solo. Su establecimiento contaba con medidas de seguridad y disponía de caja fuerte, pero no estaba dotado de cámaras de vigilancia.