Dos pastores, de 39 y 60 años, han sido detenidos en Huesca como supuestos autores de un delito de maltrato animal, después de que el Seprona de la Guardia Civil hallara muerto a un perro en una de sus fincas.

La investigación de los hechos comenzó gracias a una llamada en la que se informaba de la aparición, en una explotación ganadera de la Comarca de la Hoya de Huesca, de un perro ahorcado. Ante ello, agentes de la Guardia Civil de Ayerbe se dirigieron al lugar, pudiendo observar como un animal había arañado la pared junto a la que se encontraba atado con una cadena, existiendo restos de sangre de las heridas causadas en las patas. Los agentes consideran que estas lesiones se las hizo el propio perro al intentar liberarse de la cadena que le impedía moverse y que le provocaba el ahogamiento.

Según las investigaciones, el animal, que carecía de microchip, había estado atado por una cadena junto a la ventana de una caseta de campo.

El cadáver del animal fue precintado y entregado en el Centro de recuperación de fauna silvestre de la Alfranca, para la realización de la correspondiente necropsia.

Entre las hipótesis que baraja el instituto armado es que, supuestamente, dejaron morir al animal después de que hubiera dejado de cumplir las expectativas para su uso en el pastoreo. El animal estaba desnutrido, si bien la falta de alimentación y de agua no evitó que los ahora arrestados dieran un paso más en su intención de acabar con la vida del can y le ahogaron. Los dueños del perro fueron localizados, detenidos y puestos en libertad a la espera de ser citados ante la autoridad judicial.

El Código Penal establece penas de hasta un año de prisión contra la persona que infiere daño a un animal, si bien la norma impone un castigo de hasta 18 meses de prisión e inhabilitación especial de 2 a 4 años en los casos más graves (muerte, ensañamiento, mutilación, maltrato ante los ojos de un menor o la utilización de armas e instrumentos peligrosos para maltratar al animal en cuestión.