La Policía arrestó la pasada semana a dos aragoneses, de 42 y 40 años, como presuntos autores de varios robos de gasolina en estaciones de servicio de toda la comunidad. El método en sí no era muy sofisticado --el conocido simpa, o marcharse sin pagar--, pero sí la técnica que utilizaban para dificultar su identificación. Le cambiaban las placas de matrícula a los distintos vehículos que utilizaban.

La investigación, a cargo de los agentes de la Comisaría de Distrito del Actur, en Zaragoza, se inició a raíz de varias denuncias de gasolineras que relataban el mismo modus operandi. La pareja llegaba, rellenaba el depósito del coche y otros recipientes, y abandonaban el lugar sin pasar por caja. Sin embargo, al analizar las imágenes la Policía comprobó que las placas no correspondían a los modelos de vehículos que aparecían en las imágenes, según los registros de Tráfico.

Finalmente pudieron determinar que las matrículas que utilizaban habían sido robadas en la provincia de Barcelona. Continuando con las pesquisas, descubrieron que los sospechosos revendían la gasolina en la localidad donde vivían, y que fuentes policiales se negaron a desvelar.

También descubrieron que para sus golpes utilizaban vehículos de sus familiares, a los que colocaban siempre la misma placa de identificación robada.

Una vez investigada la trama, los agentes detuvieron el pasado jueves a los dos presuntos responsables de las estafas, identificados con las iniciales I. M. S. y M. A. N., de 42 y 40 años, respectivamente. La investigación continúa abierta, ya que los agentes sospechan que podrían haber cometido otras sustracciones con el mismo método que no habrían sido denunciadas, y que quizá lo sean al darse a conocer el método.

DIVERSIFICACIÓN En la investigación de los sospechosos, los agentes determinaron además que el segundo de los arrestados, M. A. N., no solo se dedicaba al robo de gasolina sino al de estancos. En estos utilizaba la táctica del despiste, distrayendo al estanquero para llevarse la mercancía que ya había pedido para después revenderla.

Este tipo de robos de combustible crecieron considerablemente a lo largo de la crisis, aunque eran habitualmente fáciles de resolver con la instalación de cámaras de seguridad que grabasen las matrículas de los vehículos. Más complicados resultan los robos a camioneros en las estaciones de servicio, en los que los delincuentes trasvasan el gasoil a depósitos de otros vehículos o a recipientes con los que luego huyen. Habitualmente, la víctima no se da cuenta hasta que inicia la marcha y comprueba la bajada de la aguja.