El Instituto Aragonés del Agua (IAA) se integrará en una dirección general dependiente de la consejería de Desarrollo Rural antes de que acabe el año. Con este cambio administrativo el Gobierno de Aragón pretende recuperar el control administrativo del organismo «mejorar la gestión y el control público del agua».

El Consejo de Gobierno tomó ayer en consideración la reordenación de competencias después de que la Cámara de Cuentas publicara un informe muy crítico con la gestión de los planes de depuración y saneamiento puestos en marcha por el IAA.

Aunque este no es el motivo principal del cambio, que estaba decidido mucho tiempo antes, la sombra de la duda pesa sobre el proceso. «La gestión del agua tiene que ser más transparente y eficaz», reconoció el consejero de Presidencia, Vicente Guillén.

La DGA reconoció que la organización de sectores públicos a través de múltiples organismos externos fue una tendencia «ya olvidada» gracias a la cual se propiciaba el oscurantismo en la toma de decisiones. «Ahora se vuelve a optar por un control de la legalidad», apuntó Guillén.

El anuncio de la extinción del instituto que dirige Inés Torralba ha despertado algunos recelos entre los sindicatos por el futuro dl personal funcionario y laboral de la administración autonómica que prestaba sus servicios en el centro. El consejero Guillén explicó que ya se han producido las primeras aproximaciones para acordar todos los pasos y anunció que la plantilla actual «se adscribirá con idéntica condición en la administración de la comunidad».

La nueva dirección general del Agua será la encargada de redactar el futuro plan de saneamiento y depuración tras el fiasco acreditado del anterior.