El primer paso para la recuperación del soto de Cantalobos de Zaragoza ya está dado. El Gobierno de Aragón ya ha cumplido su palabra y ha ejecutado los trabajos a los que se había comprometido con el ayuntamiento, culminando las obras de recuperación del antiguo escorredero de Montoya en el último tramo que conectaba con este paraje. Ahora ya está preparada la infraestructura para regar esta zona de especial protección. Aunque le corresponde a otras administraciones: el consistorio, que debe proporcionar el suministro de agua del sobrante de riego del canal de Miraflores; y la Confederación Hidrográfica del Ebro, si atiende la petición municipal de realizar el deslinde del dominio público hidráulico.

"Hemos realizado las dos actuaciones solicitadas por el ayuntamiento, que eran hacer viable el paso del agua por la escorrentía de Montoya y dar la permeabilidad a la via verde en la acequia del Brazal. Ahora le toca mover ficha al consistorio, porque estas eran unas obras necesarias y ahora son los demás los que tienen que cumplir", explicó a este diario el director general de Conservación del Medio Natural del Gobierno de Aragón, Pablo Munilla, quien destacó además que el coste definitivo de los trabajos ha sido "muy inferior" al estimado por el propio ayuntamiento.

MENOS PLAZO En concreto se han gastado un total de 22.000 euros en la ejecución de ambas actuaciones, lo que supone 18.000 menos que la cifra aportada por los técnicos municipales en la Comisión de Biodiversidad convocada a finales del año pasado para abordar la problemática situación de deterioro que sufría el soto de Cantalobos.

Además del abaratamiento del coste, también se ha anticipado al plazo marcado inicialmente para la ejecución de estas actuaciones. "La asociación ecologista Ansar nos pedía que hiciéramos este trabajo antes de la primavera y lo terminamos el pasado día 18", apuntó Munilla. Según el director general de Conservación del Medio Natural, solo les ha costado "unos 20 días" acometer estas obras.

Unos trabajos que han consistido, fundamentalmente, en prolongar la escorredera de Montoya "unos 40 metros" al lado derecho del camino natural a La Alfranca, que linda con el propio soto, con tubos de hormigón soterrados a dos metros de profundidad, abriéndose paso en dos parcelas (habilitando un paso entre ellas) y desembocando cerca del río. En este punto, se ha realizado una pequeña escollera y un sumidero preparado para que no entre el agua en caso de crecida. Mientras, la acequia del Brazal, a ocho metros de la vía verde, se ha acondicionado para el riego.