Las idas y venidas en los tribunales por la posesión del arte sacro expoliado del monasterio de Villanueva de Sijena abarcan varios conflictos paralelos. Y el relacionado con una cuna de plata que formaba parte de un belén del cenobio, y que estuvo a punto de salir a la venta en una subasta en particulares, ha cobrado una nueva perspectiva tras la publicación, en las páginas de El País, de que la familia que custodiaba la pieza antes de que fuera recuperada estaba dispuesta a vender la obra para cerrar el proceso.

La cuna de Sijena fue incautada en el 2016 en una sala de subastas de Barcelona por parte de la brigada de Patrimonio de la Policía Nacional tras una denuncia interpuesta por la DGA al descubrir que la pieza de plata y varias figuras en miniatura estaba catalogada en la comunidad como Bien de Interés Cultural (BIC). La obra es del siglo XVI y estaba valorada en unos 9.000 euros cuando iba a salir a la venta.

La familia que había puesto a la venta la joya dice ahora que está dispuesta a venderla al Gobierno de Aragón y que ya han mantenido contactos con el departamento de Patrimonio para cerrar el trato «por un precio elevado», según El País. Desde la DGA niegan que las conversaciones mantenidas con los descendientes de Pilar Alcalde hayan tenido este objetivo, aunque sin ofrecer más detalles sobre su contenido y fines.

Alcalde fue la persona a la que la última responsable de la orden sanjuanista de Sijena, Pilar Sanjoaquín, entregó la cuna en los años noventa. Se cree que lo hizo en agradecimiento por su intermediación en otras ventas de arte que había llevado a cabo la congregación. Hasta esa fecha la pieza había estado en depósito en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) para garantizar su protección.

La Generalitat argumenta que es un bien catalogado en Cataluña desde 1994 por lo que no pude autorizarse ninguna otra transacción. Por eso creen que la administración catalana tiene el derecho preferente de adquisición de la pieza y amenazan con interponer una demanda si esta pieza cambia de manos.

La DGA ve zanjada la discusión sobre la propiedad de la cuna al ser «parte indivisible» del tesoro artístico-histórico del monasterio de Sijena desde que fue declarado monumento nacional en 1923. Este argumento es el que ha permitido recuperar por la vía judicial otras de las piezas vendidas a las autoridades catalanas ya que la transacción fue declarada nula. Además, argumentan que la familia Alcalde únicamente ha detentado la custodia.

Por el momento parece que la pieza seguirá en el Museo de Zaragoza hasta que se incorpore a la exhibición de Sijena.