La liquidación entre el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza por la anunciada salida de este último del accionariado de Plaza está atascada, entre otros motivos, por el recurrente intento del Ejecutivo autonómico de endosarle al consistorio la gestión del Parque Lineal de casi 700.000 metros cuadrados que se construyó para la Expo del 2008 y se estrenó apenas dos semanas antes de la muestra internacional. Desde entonces, casi una década después, esta zona verde de la plataforma logística, la segunda más extensa tras el parque del Agua, languidece sin recibir apenas mejoras y sobrellevando un estado de conservación cada vez más deficiente.

El ayuntamiento le ha dicho ya varias veces a la DGA que no la quiere asumir. Por su ubicación y los efectos que tendría integrarla en un servicio de mantenimiento para toda la ciudad que no está dimensionado para esta labor de conservación. Porque los costes, reducidos en los últimos años a base de recortes, todavía superan los 300.000 euros anuales. Y porque no acepta que sirva como moneda de cambio para una liquidación en la que la capital aragonesa debe recibir una parte importante del capital aportado para la creación de la plataforma logística.

FUTURO ERRANTE

Terrenos que, en algunos casos, ni siquiera pueden revertir a la ciudad porque ya está vendidos y edificados. Una difícil solución que no se arregla con esta zona verde inabarcable para los medios humanos de que dispone la actual contrata de Parques y Jardines. Obviamente, conllevaría una revisión del contrato que finaliza este año, aunque a FCC aún le queda la posibilidad de dos prórrogas de un año más.

Sin embargo, esta sería la única vía de escape para una situación endémica de deterioro en sus casi 70 hectáreas de superficie. Hace años que el Gobierno autonómico acepta que la inversión en mantenimiento debe ser mínima. Prácticamente se le aplican solo cuidados paliativos.

Y eso que cuando se creó, en compensación por el macroproyecto de plataforma logística, una reserva de suelo para zonas verdes que se concentró junto al Canal Imperial, se le presumía un futuro prospero. Con cinco intervenciones artísticas, entre ellas la atalaya que evoca a la Torre de Babel que recuerda al diálogo entre la DGA y el ayuntamiento, que hablan lenguas distintas al referirse a este parque. Y así es complicado que se pueda alcanzar el cielo.