El Gobierno de Aragón ha renunciado a una casona, ubicada en el municipio zaragozano de Sabiñán, cuyo dueño le había nombrado heredero, por no invertir en el arreglo del inmueble, ya que el mal estado del tejado pone en riesgo la seguridad ciudadana. Lo llamativo es que el edificio está huérfano ya que no pertenece a nadie y la propiedad puede quedarse sin dueño eternamente.

El antiguo dueño, Jesús Gimeno Sanjuán, que fue alcalde de Sabiñán y regentó un vivero, falleció el pasado mes de enero a la edad de 104 años. tenía 11 hijos a los que legó sus propiedades y dinero, menos esta vivienda de 735 metros cuadrados en la calle las Damas, número 2. El Ejecutivo rastreó entre los departamentos de las distintas consejerías si podía ser de utilidad para establecer algún servicio al público, pero al no obtener respuesta y conocer que el ayuntamiento de Sabiñán urgía a los herederos trabajos de aseguramiento del tejado, valorados en más de 3.000 euros, rechazó la herencia.

«Solo se puede aceptar bienes a beneficio de inventario», indicaron fuentes de la Administración, quienes aseguraron que aunque no es muy frecuente, «no es la primera vez que se rechaza una».

SIN DUEÑO

Lo que si parece infrecuente es que la propiedad se quede sin dueño. Zaira Milán, abogada del bufete En el bufete Benedicto y Milán, expertos en herencias y sucesiones, asegura que es primer caso que conoce de estas características. «Esta propiedad puede quedarse sin aceptar eternamente si nadie recurre», indicó.

Sabiñán es un municipio de 800 habitantes en la comarca de Calatayud y su alcalde, José Ignacio Marcuello, admitió a EL PERIÓDICO que no pueden hacerse cargo de la reforma «porque ya hemos invertido 250.000 euros en el palacio de los Condes de Argillo». Además, quieren que la DGA «asuma la reparación del edificio porque nuestro presupuesto no nos alcanza».

Por su parte desde el Ejecutivo son tajantes. «Ya no hay vuelta atrás», indicaron las citadas fuentes. El rechazo se hace porque «no concurren razones de interés general para asumir las cargas derivadas».

Gimeno murió a los 104 años y hasta los 100 residió en esta vivienda de principios del siglo XX (1910) y de estilo neomudéjar. La fachada está decorada con una galería de arcos en la parte superior y un alero con terminaciones en punta de diamante. «Este edificio tiene un gran valor y es uno de los bienes que hay que proteger», asegura el edil.