La medicina aragonesa quiere recuperar la figura del científico aragonés Jorge Francisco Tello (1880-1958), discípulo de Ramón y Cajal, que además fue el primer patólogo que tuvo España. Tello fue el creador del primer servicio moderno de Anatomía Patológica en España y el impulsor de desarrollar dos campos de las ciencias médicas de acuciante necesidad en esos momentos: la Anatomía Patológica y la Microbiología y la Sanidad.

Así se describe su aportación científica en el libro que acaba de ser editado por el Departamento de Sanidad y Consumo del Gobierno de Aragón, con el que quiere rendir un homenaje y rescatar del olvido la importante contribución de este investigador a la salud de los españoles.

La consejera de Salud y Consumo del Gobierno de Aragón, Luisa María Noeno, señala en el libro Jorge Francisco Tello: Luz en la sombra , su aportación como promotor y modernizador de su especialidad en España y la calidad de sus trabajos como base de muchas investigaciones. "El propio Cajal reconoció el valor de los trabajos realizados por su discípulo y los calificó como una hazaña experimental jamás igualada por nadie. Además llevó a cabo la difícil tarea de inculcar la importancia de la realización de las autopsias clínicas en este país, tradicionalmente contrario a su práctica", describe Luisa María Noeno.

Jorge Francisco Tello nació en Alhama de Aragón y en su trayectoria profesional destacó como neurohistólogo, anatomopatólogo, epidemiólogo y microbiólogo. Tuvo un destacado papel en el desarrollo y consolidación de la Escuela de Cajal y fue pionero en la investigación de la regeneración del sistema nervioso. Durante la Guerra Civil se les desposeyó de su cátedra, del sillón de la Real Academia de Medicina y de la dirección del Instituto Cajal.

ELOGIO Hasta el propio don Santiago tuvo palabras de elogio para su alumno en 1920, cuando éste fue nombrado director del Instituto Nacional de Higiene Alfonso XIII, entre 1920 y 1934, en sustitución de Cajal. "Fue para mí un placer y consuelo que dicha dirección pasara a Francisco Tello, el mejor de mis discípulos y el más capacitado y diserto de los bacteriólogos españoles", se recoge en el libro memorial.

Tello siguió siempre de cerca los pasos de Cajal. En 1926, obtuvo la cátedra de Histología y Anatomía Patológica, vacante tras la jubilación del maestro. En 1934, tras el fallecimiento de don Santiago, fue nombrado director del Instituto Cajal, hasta su destitución en 1939, tras ser acusado de ser un librepensador y de carecer de ideas religiosas.

También Santiago Ramón y Cajal Junquera, nieto de don Santiago Ramón y Cajal, ensalza en dicho libro la figura de Tello: "Fue el primer discípulo directo de Cajal, su más leal colaborador, su persona de confianza. Entre maestro y discípulo se estableció profundo respeto e inalterable amistad, que duró hasta el mismo día del fallecimiento del maestro en octubre de 1934".

Por su parte, el científico aragonés Rafael Gómez Lus recuerda a la sociedad aragonesa la importante aportación de Tello, no sólo en la investigación, sino también en su tarea docente sobre salud pública, bacteriología, serología, parasitología y epidemiología. "Tenemos que reconocer que Tello es uno de los hombres que más ha hecho por la salud del pueblo español", concluye.

Mientras, el jefe del Servicio de Anatomía Patológica del hospital Universitario Miguel Servet, el doctor José Antonio Giménez Mas, que ha coordinado esta publicación científica, destacó la implicación de Tello en el devenir de la Escuela Neurohistológica Española (Escuela de Cajal), sus aportaciones científicas, sus propuestas sobre vigilancia epidemiológica y reivindicó rescatarlo de la penumbra. "La medicina española está en deuda con este aragonés de Alhama, implicado hasta la médula con la medicina de su tiempo", insiste.