La localidad pirenaica de Ansó celebrará mañana la XLVII edición del Día del Traje Típico Ansotano, que está declarada Fiesta de Interés Nacional y se ha convertido en un poderoso atractivo que llena la villa de visitantes justo cuando termina el mes de agosto y se reduce drásticamente el turismo.

En realidad, la festividad empezó ya ayer, a las 23.00 horas, cuando se celebró una ronda por las calles de la localidad en medio de una gran expectación. Mientras tanto, hoy está previsto un espectáculo de percusión acústica que tendrá lugar a las 20.00 horas.

La jornada de mañana, sin embargo, llega llena de actos. Así, a las 09.00 horas, en la Fuente Alta, se come la tradicional cucharada de migas de bienvenida. A las 10.00, se llevará a cabo una escenficación de las costumbres típicas ansotanas, algunas de las cuales perviven pero otras son un eco del pasado.

RECEPCIÓN // Posteriormente, a las 10.30 horas, tendrá lugar la recepción de las autoridades asistentes al evento, que se llevará a cabo en el Museo del Traje. A continuación, la alcaldesa de la villa, Montse Castán, se asomará al balcón de la casa consistorial, en pleno centro de la localidad, y saludará a los presentes apiñados en la plaza principal.

Seguirá la entrega del galardón de agradecimiento del Ayuntamiento de Ansó y la presentación de los trajes, el momento más emotivo, cuando ansotanos y veraneantes comparecen, cada uno con su atuendo particular, y se prestan a la admiración del público.

A las 12.30 horas le llegará el turno a la misa cantada por la Coral Ansotana. Y, a las 14.30, a la comida para invitados. Finalmente, a las 17.30 horas se efectuará en la plaza la actuación Ciria y bueno en aragonés.

El Día del Traje Típico Ansotano se celebra desde hace casi medio siglo el último domingo del mes de agosto. En la misma, la villa pirenaica vuelve a recuperar una imagen que era la habitual hasta mediados del siglo pasado.

De hecho, hasta la década de 1930, lo normal era que la mayoría de los vecinos fueran vestidos con el traje típico, adaptado a cada ocasión y cometido, pues los había de muchas clases.

Esta tradición fue progresivamente decayendo hasta principios de los años 90 del pasado siglo, cuando desapareció totalmente el traje como vestimenta cotidiana y se convirtió en una indumentaria de los días señalados y determinadas celebraciones, en particular las bodas.

PERVIVENCIA // Las autoridades del pueblo acordaron, al comienzo de la década de 1970, que no se podía dejar morir una costumbre de alto interés etnológico y cultural que distinguía a los ansotanos del resto de los aragoneses y constituía una auténtica seña de identidad local.

De ahí que en 1971 se lanzara la idea de dedicar un día al año a la recuperación del traje tradicional. La fiesta cuajó andando el tiempo y se potenció de forma notable con la llegada del turismo al Pirineo. En la actualidad, es una de las celebraciones con mayor tirón de la Jacetania.

Lo más curioso y destacable del traje ansotano es que no solo lo hay para todas las edades, desde los bebés hasta las personas mayores, sino que también se adapta a las faenas de quien lo lleva.

Así, existen trajes de faena y otros, mucho más elaborados, que solo se utilizaban en contadas ocasiones, con motivo de las bodas, los bautizos y las fiestas patronales.

Estos últimos presentan un aspecto mucho más rico, tanto por su aspecto exterior como por los materiales con los que están confeccionados. Algunos de ellos, de hecho, alcanzan un gran precio.

Todos estos trajes se conservan en un museo que se ha ido enriqueciendo con el paso de los años y que recoge la evolución, historia y elementos principales del atuendo, desde el singular sombrero al calzado, sin olvidar, claro está, las joyas que lucían las mujeres en función de las ocasiones sociales.