Alrededor de 150 jóvenes de toda España han devuelto la vida este fin de semana a Lúsera, un municipio de Huesca deshabitado desde hace cuatro décadas, pero que desde hace dos años se convierte en Villa Marchosa, la capital de la diversión, gracias a una campaña de la marca Donettes.

Tras la primera experiencia del año pasado, que fue un rotundo éxito, más de 71.000 personas han competido esta vez por asistir a esta fiesta donde los protagonistas son la naturaleza y el deporte de aventura, siempre teniendo en cuenta el cuidado del medio ambiente. A través de la página www.donettes.com o de un SMS los participantes optaban a un viaje para ellos y tres amigos. Sólo había dos restricciones: el alcohol y la droga.

Después de las últimas alertas por el aumento en el consumo de estas bebidas y sustancias, los organizadores tratan de demostrar así que "los jóvenes españoles sí saben divertirse con hábitos saludables, singulares y diferentes".

Actividades

El ráfting, la gincana o el descenso por barrancos son algunas de las actividades que los chicos y chicas de entre 16 y 30 han desarrollado durante estos días, mientras que los espectáculos temáticos de Halloween, Año Nuevo Chino y Carnaval de Río han llenado de fiesta las noches.

Una aventura total para los participantes que han dormido en carpas y que han contado con la ayuda y supervisión de catorce monitores, que se se han ocupado de que no faltase de nada.

La elección de Lúsera para esta fiesta se debe tanto a sus buenos accesos, con carreteras asfaltadas, como por los espacios disponibles, cedidos por propietarios de la localidad para realizar las actividades y que permiten realizar el montaje de toda la infraestructura.

Además, la ubicación de este pueblo deshabitado, que se halla situado en un enclave natural como el Parque de Guara, también ha sido importante para que los responsables de la iniciativa se hayan decantado por este lugar por segundo año consecutivo.

Una vez más, los antiguos vecinos de esta localidad, así como los de los municipios limítrofes han mostrado su satisfacción al ver el ambiente de fiesta que ha llenado durante cuatro días este núcleo deshabitado, aunque también la tristeza de que, al terminar la fiesta, el silencio se haya apoderado de nuevo de las calles.