La precaria situación económica de numerosas familias aragonesas que se quedaron, el pasado verano, sin ayuda de la Administración para costear el servicio del comedor escolar, ha provocado que en varios centros haya maestros que estén aportando dinero de su bolsillo para que alumnos sin recursos puedan comer en el centro. "Se trata de casos dramáticos que obligaban a intervenir", sentencian desde un centro zaragozano.

Pero no es el único. Algunas de las casi 11.000 familias que no accedieron a una ayuda están en situación precaria y la falta de beca privó a esos escolares de la que era la única comida que hacían al día. "Son situaciones graves que ya están atendidas a costa del bolsillo del propio docente", explicaron en otro colegio.

Mientras, ayer ya pudieron quedarse a comer en el centro los hijos de las familias que aceptaron la media beca ofertada por el departamento a través de una partida adicional de 3 millones de euros que ya se ha ejecutado. Sin embargo, la incidencia apenas se notó en los comedores. De hecho, en algunos colegios se dio un 5% de aceptación de estas ayudas. "Aquí tenemos a 99 alumnos en lista de espera y hoy solo se han quedado a comer cinco de ellos que habían dado su conformidad a la ayuda", apuntaron desde el equipo directivo de un colegio del barrio de Delicias, donde, sin embargo, advertían de que "diez de ellos ya se quedaban a comer porque la familia había asumido el pago del coste total".

Ese mínimo aumento en el número de comensales fue generalizado. "Mucha gente no puede asumir 48 euros de la media beca, como tampoco podía afrontar los 96", incidían desde otro centro, donde se recordaba que el plazo para que los padres comuniquen al centro que aceptan la ayuda finaliza la próxima semana.