Julián R. C. ha sido condenado a dos años de cárcel por abusar sexualmente de su nieta, cuando esta tenía entre 11 y 12 años, al practicarle tocamientos mientras veían juntos el fútbol en casa. Además tendrá que indemnizar a la menor con 6.000 euros por los daños morales y secuelas psicológicas que le ha dejado, concretadas en una «incomodidad» ante las caricias de carácter sexual.

Según consideran probado los magistrados, el hombre, que vivía con su hija y su nieta, aprovechaba los momentos de soledad viendo el fútbol con la niña para tocarle los pechos o genitales con la excusa de celebrar un gol, pese a que la joven le apartaba.

Fiscalía pedía seis años por abusos continuados, pero los jueces ven poco concretos los episodios como para penalizar la reiteración. Sí ven plenamente creíble a la joven, por los informes psicológicos y porque ella misma intentaba quitarle importancia o justificarlo en la edad de su abuelo.

También rebajan la indemnización porque el estado psicológico de la víctima respondería más a la desestructuración familiar, con denuncias del padre ante el supuesto abandono por parte de la madre, que al delito cometido por su abuelo.