El año pasado, el Banco de España y las fuerzas policiales investigaron la proliferación de billetes falsos de 50 euros de gran calidad por toda España. Cuatro meses antes de que, en junio, fuera desmantelada una imprenta clandestina de dinero en Zaragoza, con material para producir 1,2 millones de euros, a Mónica María H. C. la arrestaron en posesión de 13 de esos billetes, con los que había pagado ya una batería de móvil y pretendía abonar la compra en un supermercado.

Por este hallazgo se sentó en el banquillo de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza, acompañada de Luis David R. C., quien según dijo le había dado los billetes como pago de una deuda. Y así lo había reconocido él hasta ayer, cuando en el juicio dijo que había estado mintiendo porque se lo pidió ella, amiga de su padre, pensando que no le iba a pasar nada.

El joven, preso por otra causa totalmente distinta, explicó que, tras arrestar a la mujer, ella le dijo «que necesitaba ayuda, que dijera que se lo di yo y que no me iba a pasar nada. Pero ahora me encuentro con este marrón», expluso. Un marrón que se concreta en los cuatro años de cárcel que pide para él la Fiscalía. Para la mujer, a la que le decomisaron los billetes, solicita dos, como se encargó de remarcar la defensa del joven.

María H. C., sin embargo, mantuvo la versión que ha dado siempre. Esto es, que fue David R. C. quien le dio los billetes, mezclados con otros de curso legal, para saldar una deuda de 900 euros. Ese día de febrero del año pasado, ella pagó una batería de móvil en la calle Delicias, «cerca de donde habíamos quedado», y luego se fue a un supermercado cercano a su casa para hacer la compra. «Pagué normal, pero me dijeron que el billete era falso y me detuvieron», afirmó.

‘BOLI’ DETECTOR

La mujer reconoció que había adquirido un aparato detector de billetes falsos, en forma de bolígrafo, y que pensaba «usarlo cuando llegara a casa» para comprobar que el dinero era legal. Lo hizo, explicó, porque «había oído en las noticias que circulaban billetes de 50 falsos», y sabía que David le iba a pagar en metálico. Pero como las compras eran pequeñas, usó los billetes antes de llegar a casa.

Para la Fiscalía, el boli constituye una prueba de que estaba «acostumbrada» a manejar dinero falso, lo que la incrimina; para su defensa, por contra, es una prueba exculpatoria, ya que, «si sabía que el dinero era falso, ¿para qué iba a comprarse un detector?». Por ello pidió su absolución, o alternativamente una condena menor, aplicando el tipo penal para quien no sabe que recibe falsa moneda, aunque luego la intente colar.

El abogado del joven, por su parte, remarcó que no hay más prueba que el testimonio de ella, pues la Policía le investigó antes de detenerlo y no encontró nada sospechoso.