Descubrir y poner en valor "un arte que nos lleva mirando desde sus iglesias" y sus edificios, desde las Cinco Villas, desde Jaca o desde Zaragoza. Ese es, según José María Pérez Peridis, presidente de la Fundación Santa María La Real, el objetivo de los dos tomos de la Enciclopedia del Románico, que en esta ocasión están dedicados a la provincia de Zaragoza. La publicación (1.500 ejemplares) recoge, a lo largo de casi 900 páginas, 106 testimonios románicos en 69 localidades de la provincia, ilustrados con 128 planos y más de 660 fotografías.

La presentación de los volúmenes tuvo lugar ayer, en el Patio de la Infanta de Ibercaja, y, además de Peridis, asistieron el presidente aragonés, Marcelino Iglesias; la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto; el presidente de la DPZ, Javier Lambán; el presidente de Ibercaja, Amado Franco; el delegado episcopal de Patrimonio Cultural, Mario Gallego; el director general de Red Eléctrica, patrocinador de la obra, Carlos Collantes; y el coordinador, Javier Martínez de Aguirre.

Este agradeció a un gran equipo los dos años dedicados a estos tomos, y también "a los que nos precedieron" porque en las fichas hay "novedades" pero también recopilación de lo ya escrito. Cada pieza ha sido documentada, lo que permitirá encontrar información sobre su ubicación, historia, evolución, fotografías, planimetrías, etc.

LA OBRA La dispersión es una de las características del románico aragonés, así como el protagonismo de la arquitectura militar. Una obra dedicada al románico zaragozano no puede desligarse del aragonés ni del de otros lugares; y es que no constituye una unión artística, "pero sí existen focos". Es el caso de las Cinco Villas, "una comarca de especial densidad en la producción de calidad".

El románico supone el comienzo del arte de Occidente y de la memoria del origen de Europa. Arrancó a finales del siglo X y comienzos del XI, que llegan las primeras obras promovidas por las grandes de Aragón. El más importante, Sancho el Grande, cuya obra es el germen de todo lo posterior. Ahí está la Torre de Obano, cerca de Luna; y, la catedral de Jaca, otro referente, que tuvo un eco posterior en otros lugares.

El segundo foco creativo es la catedral de Pamplona, que se refleja en la iglesia de San Esteban de Sos. Ahí está también la de Santa María de Uncastillo, que incluían esculturas en interiores y en las portadas.

En 1150 se produce la renovación, la irrupción del tardorrománico, ejemplo del cual es la Seo, con su ábside; o el Monasterio de Veruela. En Aragón, todavía quedan iglesias de la época, porque hubo una gran peculiaridad, se perforzaban los muros; mientras que en el resto, se derruían, concluyó Martínez.

El presidente aragonés manifestó que el románico es un arte "muy nuestro", al igual que el mudéjar; aunque señaló que el mayor problema es "la despoblación", por lo que preguntó quién "cuidará de esas iglesias", aunque también se congratuló de que haya "investigadores que lo difunden".