Del total de casi 170 oficinas de representación con que cuentan las comunidades autónomas en otros países y entre las que destaca Cataluña, con más de 40, Aragón solo tiene abierta la de Bruselas, con una indudable vocación por seguir de cerca --y, en la medida de lo posible, influir en-- las decisivas e importantes políticas europeas.

La directora general de Acción Exterior, Cooperación y Participación Ciudadana del Gobierno de Aragón, Blanca Soláns, se muestra especialmente orgullosa de la labor que realiza, de cara a "defender los intereses de Aragón en Europa". Soláns explica que ahora es ella quien, desde Zaragoza y aunque se desplace a menudo, dirige esa oficina, en la que únicamente trabajan dos técnicos. Con la llegada del Gobierno de Rudi, se recortó el presupuesto en un 60% --ahora cuesta 240.000 euros al año-- y se prescindió de parte del personal, incluida su directora, la diplomática Esther Monterrubio.

Ello no es óbice para que se mantenga la actividad de la delegación aragonesa y para que, como relata Blanca Soláns, se haya apostado por compartir toda la información con los departamentos de la DGA de forma "transversal", una "deficiencia que diagnosticamos cuando llegamos y que supone, además, un reto", apunta.