La Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) sentó ayer un precedente de unidad institucional en Aragón al rendir un homenaje a los 14 miembros de la institución, ocho diputados y seis funcionarios, que fueron fusilados por sus ideas republicanas al comienzo de la guerra civil, entre ellos Manuel Pérez-Lizano, su presidente.

El acto, celebrado en el palacio de Sástago de la capital aragonesa, fue promovido por la Plataforma Memorialista de Aragón, que presentó la iniciativa el pasado mes de marzo y recibió el apoyo unánime de todos los grupos políticos de la DPZ: PP, PAR, PSOE, Chunta Aragonesista e IU.

Durante el mismo tomó la palabra Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, que ha realizado una profunda investigación sobre la represión durante la guerra civil y la dictadura franquista. "Este acto no será un acto más, sino que será recordado por las generaciones futuras", subrayó el historiador, que hizo hincapié en que el "olvido oficial" nunca se impondrá sobre el deseo de la sociedad de recordar a las víctimas.

Casanova, que recordó el monumento inaugurado en el 2010 en el cementerio de Torrero a todas las víctimas del bando republicano en Zaragoza, explicó que la mayoría de los miembros de la corporación fueron asesinados en los primeros momentos de la sublevación, "en pleno terror caliente",

Tras su intervención, el presidente de la DPZ, el popular Luis María Beamonte, descubrió una placa de cerámica de Muel con los nombres de los 14 represaliados. Este recuerdo se colocará de forma permanente en los jardines del palacio de Sástago.

"La historia también nos ha dado ejemplos de personas que estuvieron dispuestas a dar su vida por aquello en lo que creían", manifestó Beamonte a continuación. "Por eso es importante que conozcamos y reconozcamos nuestro pasado para que tengamos un futuro, no repitamos errores y tengamos una sociedad madura y libre", agregó.

En el homenaje la banda de la DPZ interpretó piezas de Benedetto Marcello y de Pergolesi.