Uno de los posibles socios del Gobierno para sacar adelante sus proyectos en esta legislatura, el secretario general de CiU y líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, se desmarcó ayer con cierta virulencia de cualquier intento del Ejecutivo de "fomentar el laicismo". Duran, en su carta web semanal que va dirigida a la militancia de Unió, mantiene su tesis de que el Gobierno del PSOE persiste en dejar el hecho religioso en un ámbito estrictamente privado y "negándole todo espacio y toda expresión pública".

El portavoz de CiU en el Congreso considera que José Luis Rodríguez Zapatero debería reformar otras leyes, como la laboral o la de energía, antes que insistir en la religión. Para Duran, el Gobierno quiere cambiar la concepción del Estado. "Aconfesionalidad no es neutralidad, y el Estado no puede ser neutro frente al hecho religioso. La mayoría de las personas tenemos necesidad del hecho religioso, porque es importante para el equilibrio de la sociedad como transmisora de valores y garantía de las raíces culturales", consideró.

Como ocurrió en otras cuestiones en la pasada legislatura, Duran se acogió a la experiencia de otros países y rechazó el proyecto del Gobierno al entender que tampoco lo suscribe la propia izquierda europea. La idea del dirigente socialcristiano es que el Gobierno fomenta, desde la acción positiva, el laicismo, que ve "beligerante" respecto a otras opiniones o creencias. En ese aspecto coincide con entidades católicas militantes como E-cristianos, que reivindican que el catolicismo cobre un mayor protagonismo público.