Mariví Pinilla y su exmarido Juan Antonio Embarba siguen manteniendo un vínculo empresarial tras su divorcio, formalizado el 1 de febrero del año pasado: cada uno de ellos sigue conservando el 50% de las acciones de la sociedad patrimonial Embarba-Pinilla SL, en la que acumularon el grueso de sus propiedades.

La empresa es propietaria de cuatro fincas urbanas --entre ellas dos situadas en la urbanización Manilva, de Marbella--, 14 rústicas y seis automóviles --incluye un quad y un tractor--, además de disponer de cuentas y productos en 16 entidades financieras.

Las capitulaciones contemplan que cada uno de los excónyuges conserva la propiedad del 50% de las 48 fincas rústicas que integraban su consorcio matrimonial. Por el contrario, mientras acordaron quedarse una de las fincas de Manilva cada uno, mantienen al 50% el dominio del chalet de Sotogrande.

Todo ello, obviamente, "sin perjuicio del embargo preventivo acordado judicialmente y que sobre ellos pesa" desde el 18 de marzo del 2009, fecha de la redada de la Operación Molinos.