La Universidad de Zaragoza considera "muy difícil" que la Facultad de Educación estuviera acabada para el comienzo del próximo curso si, como espera, la DGA encuentra una fórmula para reanudar las obras, paralizadas desde hace meses por falta de liquidez. Desde el rectorado se lamentan los cero euros que, por primera vez, figuran en la partida del Gobierno de Aragón para infraestructuras universitarias, aunque confían en que la DGA decida acometer la parte final de los trabajos y evitar la rescisión de un contrato que expira el 11 de marzo. "Estamos transmitiendo que lo más coherente es finalizar y no paralizar y confiamos en que así sea, pero, aunque así fuera, ya no se podría finalizar en mes y medio, que es lo que faltaba, sino que hanría que coger aquella inercia porque se paralizó la fabricación de algunos elementos o revisar posibles deterioros y costará un poco retomar eso, por lo que veo prácticamente muy difícil llegar a tiempo en septiembre, demasiado justo", admitió el vicerrector de Infraestructuras, Joaquín Royo.

Pero desde el campus se promete luchar "hasta el último momento" para que se reanuden los trabajos. "Sabemos que la consejería entiende que sería mucho peor no acabar en todos los sentidos y están haciendo un esfuerzo considerable para encontrar una fórmula que permita reanudar las obras y están acometiendo las cosas importantes. Somos optimistas". Pero desde el Ejecutivo no hay promesas. "No hay compromiso porque no puede haberlo hasta que no hallen esa fórmula", dicen desde el campus.

Pero la supresión de la partida para obras también tendrá otras consecuencias más allá de las dificultades para acabar Educación y la consiguiente imposibilidad para acometer la reforma integral de Filosofía y Letras. "Una universidad con 35.000 personas sufre problemas de mantenimiento y de obsolescencia de equipos", explicó Royo, que se refirió a la paralización de otros trabajos a los que la falta de liquidez obliga a permanecer "a medias", como la climatización del edificio Torres Quevedo, la mitad de los rehabilitación de la residencia de Huesca o los laboratorios pendientes en la Politécnica de Huesca, aunque la máxima prioridad está clara. "Aspiramos a poder acometer la reforma de Filosofía y Letras en el 2013, aunque sabemos que es muy complicado".

De hecho, la universidad supira por un nuevo Plan de Infraestructuras "en el formato que sea" porque hay necesidades urgentes a corto plazo.